Destrozando Poemas

262 42 24
                                    


Algunos fríos y desolados días habían pasado desde la primera visita de Mikaela, siendo sinceró me alegraba que no apareciera, la soledad en mi cuarto, con mis escritos, mis libros y pensamientos me daban calma. Cosa que la presencia de Mikaela podría matar en un segundo, más sabia que en algún momento tendría que lidiar con el de nuevo, no solo por el estúpido hecho de ser su "maestro" si no por ser estudiantes de la misma universidad, y más irónico aun, compañeros de clase. Mientras me ocupaba de mis escritos de "Hocus Pocus" mi próxima novela, mi celular sonó.

Observe el numero disgustado, pues sabia de quien se trataba, tratando de controlar mi tono de voz de forma inútil, conteste.

-¿Qué necesitas?- Hable de forma tajante, sin poder esconder mi disgusto.

-¿Te llame en un mal momento?- Hablo con su típico tono de voz tranquilo y cortes.-"Tu eres mi mal momento"-Pensé irónico.

-Para nada solo estaba un poco ocupado ¿Qué necesitas Mikaela?- Trate de nuevo de hablar de forma más tranquila.

-Bueno, quería que leyeras algunos de mis escritos ¿Podría pasar por tu casa hoy?-Pregunto de forma amable.

-Claro, no hay problema- Hice una pausa mientras respiraba pesadamente, como si estuviese hastiado.-Ven después de las 5 ¿Está bien?-

-Gracias, estaré ahí cerca de las 6 entonces- Su tono se alegró un poco. -Nos vemos Yuu- Colgó de inmediato.

-Tan correcto, tan cortes, tan amable, tan tranquilo... Ese hijo de perra- Hable con el teléfono aun en la mano, sonriendo de forma sarcástica.

De algún modo su actitud tan políticamente correcta me estaba arritando, me fatigaba, me asqueaba, no porque yo odie a ese tipo de gente. Pero me hartaba el hecho de que pudiera actuar tan tranquilo ante mi presencia. -"¿Porque yo soy el único que esta jodido dentro de esta enferma historia? ¿Por qué el esta tan tranquilo con todo?"-.Me encuentro otra vez aquí, enojado como un niño, ya no es el sentimiento de ira como lo sentiría un adulto, no es una emoción madura, estoy enfadado como lo estaría un niño. Soy infantil, ni siquiera mi gesto de enfado parece ser serio, me rio al ver mi rostro reflejado en la ventana de mi habitación .Un niño se ha llevado mi juguete.

-Mi juguete, mi juguete- dije ya dramáticamente mientras jugaba con mi flequillo tirándome en mi cama.-"¿Puedo seguir maldiciendo al destino, haciéndome la victima?"- Pensé, ¿Por qué me pregunto por qué? Mejor dicho "¿Qué?" ¿Que quiero de Mikaela? , ya no lo quiero, ya no lo amo, lo desconozco, y aun así. Algo, no es el que, busco algo de él. -Mi maldito juguete- Dije en voz alto ya fastidiado de mí mismo.

-"¿Quién es justo o malvado? No lo entiendo, bajo este ambiente"-

-¿Soy yo el malvado?- Dije esbozando una sonrisa irónica.-Estoy jodido-Cansado hable para mí mismo mientras soltaba un risilla cansada.

-Prefiero un juguete perdido- Cerré los ojos y ya sin darme cuenta estaba dormido.

[A veces recordar puede curar la mente, o envenenarte a un más.]

Horas pasaron en mi habitación sin que me diese cuenta hasta que las 6 eran marcadas en el reloj. Y como un golpe, el sonido del timbre de mi casa empezó a sonar.

-Que mal, muy mal - Me levante desganado de mi cama para abrir la puerta, baje las escaleras y de nuevo como un chiste cruel, estaba enfrente del malestar de mi existencia.

-Hola de nuevo Mikaela-Sonreí de forma casi imperceptible mientras hacía un lado mi cuerpo en señal de que entrara.

-Buenas tardes Yuu- Saludo de forma cortes como ya era costumbre.

Entre mis libros [YuuMika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora