Por distintos motivos, disposición mía y porque no necesariamente todas las cartas deben llegar a su destinatario.
Gracias a ti y como fuiste conmigo siempre soy como soy ahora así que no culpes a mis amistades, ni a mi edad, culpate a ti y piensa si estuvo bien como me trataste, y si todas tus palabras fueron las adecuadas.
Antes de decir que todo lo que me dijiste e hiciste fue para mi bien piensa en esa vez que me comparaste con alguien que nunca voy a lograr ser y que a pesar de tener la misma sangre somos completamente distintas la una de la otra, piensa también en la diferencia de edades y carácter, ella haría lo que fuera para hacerte feliz, yo no, yo prefería mi felicidad, al fin y al cabo es mi vida, tu ya viviste la tuya ¿Porque no me dejas vivir la mía?
Dejame cometer todos los errores que tenga que cometer, dejame caer mil y un veces hasta que yo misma aprenda mis propias lecciones.
Piensa cuantas veces me prohibiste hablarle a un amigo porque según tú era mala compañía y no aportaría nada bueno a mi vida, tú los juzgaste por su apariencia y no por sus aspiraciones, sus metas, sus esfuerzos, crees que los conoces porque alguien que cree lo mismo te contó sobre su pasado sin saber en realidad por cuanto han pasado y a que se han enfrentado, sólos y por su cuenta, eso es algo admirable en una persona y tú, claro, nunca tomaste en cuenta.
Recuerdas también aquella vez que me dijiste que si resultaba lesbiana me correrías de la casa, lamentablemente para ti, no lo soy.Nunca me gustaron las chicas pero si así hubiera sido ¿Que de malo tiene que mis preferencias sexuales sean otras? ¿En serio me hubieras corrido? ¿A tu propia sangre? No se que clase de persona haría eso, pero sobre todo que clase de madre eres para poder tan si quiera pensar eso, siempre me gustaron los hombres pero como contarte del primer chico que me gusto o del primero que me rompió el corazón si tú nunca estuviste ahí para mi, siempre tan ocupada, siempre en otras cosas, nunca tuviste tiempo para mi, y así pedías confianza por mi parte ... Y ¿Para que hacerlo si de igual manera nunca me prestas atención?
De tu parte siempre hay algo que reclamar y tú no lo callas, se que tienes problemas y te entiendo, pero a veces quisiera que tu me entendieras a mi. Yo también tengo problemas, ya deberías saberlo y no me sorprende que no lo hallas notado, se supone que eres mi madre, se supone que tu debes estar ahí para apoyarme y ayudarme a superar todos los problemas por mas pequeños que sean, no ser parte de ellos.
Creo que la verdadera razón del porque no recibirás esta carta es porque la escribo más para mi que para ti.