Había caído la tarde sobre Broken Bow, una pequeña ciudad ubicada en Oklahoma. Era realmente hermoso ver la ciudad por la noche, pero a decir verdad soy un poco temerosa y pues esta ciudad prácticamente está cubierta por grandes bosques. A veces pienso que por aquí hay más osos que personas, es un pequeño chiste local entre los habitantes.
Salí de trabajar a las 11:00 pm, es un poco tarde; pero trabajo en una cafetería en el centro de la ciudad, tampoco es que pueda salir más temprano, normalmente entre más tarde es, hay más personas; lo cual encuentro muy normal ya que todos los trabajadores llegan aquí para tener una buena cena.
Aunque nuestros clientes siempre son los mismos, es muy poco común ver gente nueva por estos rumbos, al menos que sea época vacacional.
Mientras buscaba mi automóvil en el pequeño aparcamiento recordé que este fin de semana le había prometido a Emily que iría con ella de pesca... se podría decir que era...¿Una noche de chicas? Lo sé, no es lo más normal del mundo para hacer dos chicas en un fin de semana por la noche, pero, por aquí no hay mucho más que hacer. Y además era nuestra tradición desde que éramos pequeñas, aunque a decir verdad jamás me ha gustado mucho la pesca, pero lo soporto por que a ella le encanta.
Minutos después encontré mi auto, siempre hasta el final del aparcamiento. Pienso que de cierta forma es bueno dejarlo en estos lugares, así camino aunque sea un poco.
Subí a mi auto, me senté en el lugar del chofer y solo solté un suspiro, había sido un día difícil, algunos clientes un poco pesados, niños llorando, personas que no sabían que pedir; cada día lo mismo.
Talle mis sienes buscando un poco de relajación, pero ¿a quién engaño? Eso jamás funciona, reí de mi propio chiste mientras metía la llave para encender mi auto. Al encenderse el carro la radio le hizo compañía. Baje un poco el volumen y me coloque el cinturón de seguridad, me acomode en mi asiento y salí del lugar sin más.
Siempre cuando me encuentro muy cansada, es cuando más tiempo me hago para llegar a mi casa; antes de salir a la ruta 259 me topo con el ultimo semáforo que obviamente para mi suerte, parpadea la luz verde, pasa por el amarillo y me paro casi de inmediato delante del rojo. Frustrada veo por la ventana de mi auto y veo al señor Flint que conduce su Cadillac del 59, realmente es una hermosa reliquia, lo veo y lo saludo mientras le sonrió amablemente. El semáforo cambia y salgo lo más rápido que puedo.
Ir en la 259 es realmente relajante, esto si es realmente relajante, me digo a mi misma. De un lado hay hermosos bosques llenos de frondosos pinos y del otro lado ríos y lagunas, algunas que otras veces puedes ver las fogatas que hacen los visitantes para asar su cena, la cual siempre consiste de pescados frescos, claramente atrapados por ellos mismos.
No puedo evitar sonreír al recordar todos los momentos que pase junto a mis padres en estos mismos lugares... es una pena que se hayan tenido que ir tan rápido. Pero supongo que por algo pasan las cosas; ahora solo soy yo y Patrick, mi huski de 3 años ¿Qué más familia puedo pedir? Trato de ocultar mi tristeza con una sonrisa para animarme a mí misma.
Acelero un poco para dejar atrás aquellos lugares y también para llegar más rápido a mi hogar.
Unas de las primeras cabañas de la ruta es la del señor Flint, miro asombrada el viejo Cadillac que estaba aparcado en el mismo lugar de siempre. ¿Cómo es posible que el llegara primero? Me pregunte, supongo que me rebaso mientras estaba distraída, no le veo otra explicación.
Mire de nuevo la carretera y me concentre en ella; conduje las millas restantes y llegue a mi pequeña cabaña. No era la gran cosa, pero era mi hogar, dentro de estas paredes están todos los recuerdos de mi infancia y mi adolescencia... de mi familia.
Estaciono mi auto en el pórtico de mi casa, apago el motor y salgo de él apresuradamente. Mientras busco mis llaves en mi bolso puedo escuchar como Patrick golpea la puerta con su patas, inmediatamente sonrió; pero no dejo de buscar esas odiosas llaves. Por fin las encuentro, abro la puerta y mi fiel amigo se abalanza sobre mí.
-¿Te portaste bien mientras no estaba?- suelto la pregunta al aire, a veces me gustaría que Patrick pudiera contestarme. Acaricio su cabeza mientras me dirijo a la cocina, el camina detrás mío.
-¡No has comido nada Patrick! ¿Me estabas esperando verdad?- lo observo, y el en respuesta me nueve la colita.
Preparo algo para cenar, pero después de ver tanta comida durante todo el día, ya no se me antoja nada. Como rápidamente mi cena mientras miro comer también a Patrick, de verdad me estaba esperando; es realmente adorable.
Pongo los trastes sucios en su lugar, juro que mañana los lavare. Tomo una ducha e inmediatamente después me tiro sobre mi cama. Solo quería dormir.
Suena mi despertador, abro los ojos un poco confundida, ¿Cómo pude quedarme dormida tan rápido? Pienso inmediatamente. Pocos segundos después de abrir mis ojos me doy cuenta que huele a comida... ¿pero cómo?. Salgo de mi cama sin hacer ruido y me asomo hacia la cocina, una silueta de una chica, alta de cabello rubio, si, era Emily.
-¿Tiene usted una orden para entrar a mi casa señorita?- le grito desde el pequeño pasillo que esta fuera de mi cuarto.
-No, no tengo uno, pero lo puedo conseguir- sonríe y regresa a picar algunas cosas. Emily era policía de la ciudad, ya tenía algunos años con ese trabajo y la verdad se le veía bastante feliz. –¿Entonces estas lista para ir de pescar?- me pregunta mientras voltea de nuevo para observarme.
-Si te refieres a que si ya tengo los malvaviscos, pues si ya estoy lista- le digo sacándole le lengua. -Pues perfecto- responde Emily sin más.
Entro al baño, tengo que bañarme y cambiarme lo más rápido que pueda. No puedo dejar a Emily sola; después de pocos minutos salgo, la mesa ya estaba lista pero no veía a Emily por ninguna parte, ¿Se habrá ido? Me pregunto. A lo lejos escucho a Patrick ladrar, salgo a toda prisa fuera de mi casa y veo a Emily jugando con Patrick.
-¡Por fin!- me grita Emily mientras se dirige hacia mí. Patrick viene detrás de ella. –Creo que me quiere más a mí- sigue riendo, pero esta vez con un tono más burlón.
-Eso quisieras, pero el solo me quiere a mí- acaricio la cabeza de Patrick.
-Bueno, está bien, pero vamos a desayunar- me dice mientras entra a la casa.
Seguimos bromeando de cosas sin importancia, nos sentamos y empezamos a comer, siempre cuando estoy con ella es así, solo reímos sin cosas sin sentido, todo es alegría, a veces siento que ella ha sido como una hermana para mí, y yo para ella.
Tenía un largo tiempo que no desayunábamos juntas, antes era una tradición para nosotras, llegar sin avisar y simplemente cocinar para la otra, pero últimamente ella está más ocupada de lo normal, pero a decir verdad no sé por qué. Algunas veces trate de sacarle la verdad, pero nunca lo conseguí. Ella simplemente evitaba mis preguntas y siempre cambia el tema de conversación, así que solo deje ese tema por la paz. -Yo cocino, tu lavas- señalo la pila de trastes sucios.
-Pero...pero...lo hago después- le dije suplicando
-No, nada, ese es un argumento invalido, tendrás que hacerlo ahora- la verdad era que no le iba a ganar, ella siempre se sale con la suya, así que me resigne y los lave todos de una vez.
-Ya ¿estas feliz ahora?- le digo riendo
-Sí, muy feliz, bueno tengo que correr o llegare muy tarde, nos vemos más tarde, yo vengo por ti ¿ok?- me dijo mientras se alejaba de mi
-Si está bien, y gracias, con mucho cuidado-
-Sí, está bien, no te preocupes, tú también cuídate- salió de mi casa literalmente corriendo.
Camine hacia las ventanas que estaban junto a la puerta principal de mi casa, pero al asomarme por ellas ya no estaba su auto. A veces me pregunto cómo es que Emily y yo somos tan amigas, ya que somos un poco diferentes...bueno, muy diferentes; pero creo que eso mismo hace que seamos tan amigas, nos complementamos la una con la otra.
Tome las llaves de mi auto de la mesa de centro de la sala, antes de salir de la cabaña vi el reloj y marcaban las 9:43 de la mañana, abrí mis ojos al darme cuenta que tenía 18 minutos para llegar al trabajo.
Maneje lo más rápido que pude, en algunos tramos superando el límite, pero de verdad tenía que llegar; no puedo perder este trabajo.
Llegue a las 10:08, no creo que sea gran problema, pero aun así entre nerviosa. Salude a las otras chicas y me respondieron con una linda sonrisa. Frank mi jefe, me saludo muy amable. Mi preocupación ceso y me dirigí a la cocina por mi mandil, y salí a tomar ordenes, un día más comenzaba.
-¡Catherine!- Me gritaron desde una mesa que estaba cerca de mí, era el señor Flint que me saludaba muy alegremente.
-Señor Flint, buenos días- lo salude con una amplia sonrisa -¿Ya ordeno?-le continuaba sonriendo, a veces era un poco cansado sonreír todo el tiempo, pero personas con el sr. Flint valía el esfuerzo.
-Ya querida niña, solo quería saludarte, uno nunca sabe cuándo será la última vez que veas a alguien- dijo burlonamente.
-No diga eso señor Flint, aún nos queda mucho camino a los dos, y a mi paso, debo mencionar que más a usted probablemente- le guiñe un ojo mientras reía
-Eso espero niña, pero bueno no te quito el tiempo, sigue trabajando- vi que hizo a un lado el menú para tomar su café
-¿Puedo retirarle el menú señor Flint?- el solo asiento mientras le daba un pequeño sorbo a su bebida, me estire y lo tome –Provecho señor- le di una palmadita en la espalda y me metí de nuevo a la cocina.
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Carta de un asesino
Mystery / ThrillerUna vida normal en un pueblo pequeño, amistades, trabajo, paseos; una vida cono la de cualquier otra persona. Pero eso cambió cuando encontré una carta al lado de un cuerpo sin vida.