El Forastero [parte 2]

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-Nera ?- la llamó la mujer que la había acogido. Hacia un mes ella había llegado. Sin recordar nada de su anterior vida Nera consideraba A Yursa su Madre.

Cuando la había llamado y aún sin acostumbrarse a su Idioma esta se hacerco haber que quería. Siempre que la llamaba tocaba objetos y repetía varias veces el nombre de estos. Así habían empezado a comunicarse y por suerte Nera tenía una memoria bastante buena. Cada cosa tenía un nombre pero a veces los nombres eran tan similares que devia repetirlos unas cuantas veces para recordarlo bien. La mayoría de las mujeres de la casa Femina donde ella estaba criándose (un lugar donde mujeres que ya habían tenido compañero pero que este había muerto o desaparecido )) no le hacian demasiado caso. Eran cuatro mayores y una hija. La niña en cuestión llamada Laila era reservada pero en el fondo apreciaba a la nueva compañera porque aún con 7 años había sido dejada en la Femina a cargo de las mujeres cuando su madre murió. Todas las mujeres de la Femina si no eran reclamadas por nadie debían convertirse en Creadoras de Hombres. Sino también podían simplemente satisfacer los deseos sexuales.

A su corta edad Laila estaba siendo adiestrada por la mujer que le había dado hogar Fatima para ser una buena esposa y poder salir de esa vida en la cual sólo podía una ser esclava de los hombres. Era buena zurciendo, anudando el fino hilo vejetal en todo tipo de telas y canastos. Cocinaba como una más y ahora cuidama también de Nera. Las mujeres se ayudaban unas a otras y aun siendo mujeres objetos sus servicios eran caros. Vivían muy bien y ellas vestían siempre las mejores pieles y ropa. La mujer aún viéndose obligada a servir al hombre era venerada por la Diosa y nunca un clan se formaba sin como mínimo una madre y dos hijas.

Fatima estaba orgullosa de Laila. Crecía y claramente se notaba que era bella. Pronto sería mujer y entonces tendría que pasar por la prueba del cabello por vez primera. Ese cabello que tan orgullosamente escondía las puntas en ligeros lazos del color de la carne. Protegido y cuidado. Nera no entendía porque el cabello de aquellas mujeres era tan claro. Tampoco porque no les crecía como a ella. Ella llevaba el cabello por la debajo de las caderas y su madre siempre sonreía mientras lo desenredaba.

Los baños eran lo que menos gustaba a Nera. El agua tan caliente que le parecía extraña. Surgida de un río al fondo de una piedra y bañada en flores blancas que dejaban un olor agrio y dulce al mismo tiempo. Porque su madre no la dejaba nunca ir a la mar con los otros niños. Su madre también untaba su piel con ciertas plantas arenosas. Era blanca como el marfil y al sol se quemaba con facilidad. Todo eso en ese caluroso mes había aprendido Laila de Yoursa y había aplicado cuando esta dejó de poder hacerlo por el avanzado embarazo. Todos le daban la enhorabuena de que el niño llevará 10 lunas en sus entrañas. Le aseguraron que fuera hombre o mujer sería un gran cazador y no la dejaron moverse de la sala principal que siempre tenía un hogar encendido para ella.

Después de repetir infinitas veces rodó lo que a Yoursa se le antojaba Nera hablaba con timidez. Su madre le desenredo el cabello y esta se fue a jugar sola. Siempre que había intentado jugar en el hogar central los pocos niños que habían la habian despreciado porque no tenía color. Siempre la hacían llorar cuando le decían que era porque pronto caminaría en el mundo de los muertos. Entonces Nera empezó a apartarse de todo el mundo y sólo salía a las tierras externas por la tarde noche. No había sol pero aún había luz. Se marchaba al lado del desierto y con pequeños gijarros golpeaba a una larga distancia a los escorpiones que tanto dañaban a las cabras de su pueblo. Se sentía útil defendiendo a los animales y cada tarde cuando los insectos salían ella iva y con su onda los mataba a todos.

Empezaron a darse cuenta de que menos animales morían y adjudicaron a la buena suerte de haber salvado a una que sirve a la Diosa y así todo el mundo empezó a apreciar a Nera. Todos menos uno. Ese muchacho que se había sentido mal por su culpa. Ese que la espiaba y le pellizcaba la clara piel cuando podía. Odiaba mucho a la pequeña. MinHo siempre pensó que las hembras eran bellas hasta que llegó ella. Su cabello más oscuro que el propio lo hacia avergonzarse. Su pelo, era más largo que el de cualquier hombre y alguna mujer pero no tan largo como el de esa chica. El sabía que eso significaba que ella debería casarse antes que el fuera adulto sino le tocaría tenerla a su cargo y no le gustaba nada la idea. A los 11 años MinHo acababa de pasar satisfactoriamente su prueba para ser un Hombre y ahora era considerado uno más.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2016 ⏰

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