Esposados #2 Amor Incomprendido

Cena con los Taisho

Kagome intentó correr pero con sus estúpidos tacones no pudo, tampoco quería estar un segundo más en esa casa.

Comenzó a caminar hacia la salida, chocando con algún que otro invitado.

En la habitación, Inuyasha se vestía a toda prisa con un pantalón, unos lustrosos zapatos y una camisa blanca.

-Kagome... - murmuró con rabia el peliplata

Esta vez no la dejaría escapar.

Esta vez iría a por ella.

Salió de casa y miró hacia los lados.

-¡Kagome!- gritó y corrió hacia ella

La azabache se crispó con su voz

- ¡Taxi!- exclamó consiguiendo que el taxista parara

-Buenas noches señorita....

-¡No hay tiempo! Arranque y vaya a la calle Himemiko - La joven subió un momento antes de que Inuyasha llegara. -¡Vamos!- le chilló al hombre

- ¡Ya va! ¡Tranquilícese!

- Perdóneme...- murmuró ella

Cinco minutos pasaron hasta que Kagome se calmó del todo

- ¿No cree que le está haciendo demasiado daño a ese joven?

- Más daño me hizo él a mi...

- ¿Mal de amores, eh?

- Ni sé lo imagina...

- Déjeme pensar, ese joven la conoce desde hace tiempo, tal vez fueron novios, o tuvieron una relación, después la dejo sola.

- ¿Cómo lo...?

- Más sabe el Diablo por viejo que por diablo...- contestó- Y dígame señorita, ¿usted es feliz?

- no, pero...

- Nada de peros, si no es feliz con otra persona, significa que ese joven es el indicado...

-Muchas gracias.

-No es nada, hemos llegado.

- Tomo- le entrego el dinero- quédese con el cambio

- Gracias señorita.

La azabache sonrió y salió del auto. Se adentró en un edificio, llego a la segunda planta y tocó el timbre

- Hola Kagome-san

- Hola Kohaku, ¿tu hermana volvió?

- Si, llegó y preguntó por ti, está en su cuarto.

- ¿Y Haru-chan?

- Tu hijo está durmiendo en el sofá...

La azabache se acercó al sofá y besó la frente del pequeño niño.

- Voy a hablar con Sango-chan

Kohaku se sentó en el sofá y Kagome caminó hacia el cuarto de la morena.

-No te encontré en la fiesta Kagome-chan...- dijo de espaldas para después voltearse y sonreír

Kagome se quedó cabizbaja

-Inuyasha, ¿cierto?

-si...- asintió- él y yo...

-¿Lo hicieron?

La chica asintió y Sango abrió la boca sorprendida, pero se calló

-¿Quieres hablar de ello?