29. Irme no es solución.

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Tenía las opciones para irme, para escarpe. Pero no era la solución.

Mi amigo me escuchó. Mi amigo me apoyó. 

Me dijo que con él contara. Que solo diga cual era el siguiente paso. Y yo aquí estaba, esperando a que la puerta sonara.

El golpe llegó. Pero esta vez no fue sobre mí. A la puerta golpeaban, tres hombres de uniforme azul.

Mi marido no entendía que hacían allí. Me miró asustado, pues el maquillaje no llevaba.

Las pruebas sobre la mesa, sus manos tras su espalda.

Mi yo ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora