En la aldea oculta de la hoja el querido sensei Iruka Umino paseaba por entre las tiendas, era un día soleado con un hermoso cielo celeste haciéndole acordar de su alumno preferido, eso y que paso por alado de la tienda de Ichiraku Ramen.
De seguro estaría a un en una misión con su equipo siete, se había vuelto tan fuerte que le dejaba sorprendido. El último de la clase llego a ser el héroe de la aldea después de la derrota de Pain.
Viendo la hora comprobó que debería comprar comida para la cena, ya casi no quedaban vegetales además que tenía deseos de una buena comida saludable. En la tiendas había mucha gente paseando, cuando la aldea estuvo siendo construida llegaron de todas los demás lugares en país del fuego a ayudarlos junto a vendedores ambulantes.
Las frutas eran buena cosecha para su suerte, se encontraba pesando una manzana cuando diviso un cabello de punta color plateado entre la multitud, termino de comprar rápido y poder buscar a esa persona. Caminaba unos locales lejos de él, podría intentar alcanzarle pero había demasiada gente, también le bajaron las ganas a ver que era acompañado por su rival y amigo Gai-san.
Eso le molestaba un poco, nadie le había avisado que el lobo estaba devuelta de su misión, tal vez el rubio también etaria ya comiendo ramen. El hombre que miraba seguía caminando, parecía hablar con su compañero aunque no se notaba a la distancia por ese pañuelo que le tapaba la boca, siempre lo llevaba puesto ya era una obsesión que tenía.
Ignorándolo prefirió ir a buscar al hiperactivo adolescente en el único lugar donde estaría, además de su casa. No se había equivocado hay estaba sentado en el mismo lugar de siempre junto a sus amigos, ya iba por su tercer plato el moreno contó que hacia media hora que habían llegado.
-Hola chicos- Saludo a todos en general.
-Iruka- sensei, hola- Le devolvió el saludo el rubio.
-Buenas tardes sensie- Saludo el dueño del lugar -Ven, te sirvo un plato-
-Gracias- Se sentó junto a sus antiguos alumnos.
Solo había cinco además del nuevo miembro del equipo siete Sai, también se encontraban Hiuga Hinata, Inuzuka Kiba, Aburame Shino, Haruno Sakura y Uzumaki Naruto. Los chicos comían más de dos platos mientras las chicas se llenaban con solo uno.
Hablaban de la misión que tuvieron, según parece una loca mujer que quería apoderarse de algún artefacto extraño y muy caro. Por esta ves Kakashi había remplazado a Yamato, que se encontraba en otra misión de ANBU.
-La verdad ustedes no se preguntan que oculta detrás de ese paño- Escucho a su ex alumno de pelo castaño.
-Siempre desde que éramos niños- Le afirmo la de ojos verdes.
Sabía a quien se podían referir, era el mismo hombre que se había encontrado en los locales caminando siempre con una mano en el bolsillo y libro de Icha - Icha en la otra. Tenían razón que hasta parecía dormir bajo ese pañuelo ¿Por qué lo ocultaba? Según le habían contado desde mucho antes de empezar en la academia que lo tenía, entendía lo de su ojo por su antiguo compañero Óbito pero no esto.
-Iruka-sensei- Le sorprendió el rubio.
-¿Qué?- Parecía que hacía rato le estaban llamando.
-¿A usted que le parece lo de Kakashi- sensei?- Le pregunto La peligrosa.
-¿Sobre qué?- Se había perdido en la mitad de la charla.
-Déjenlo chicos no, nos estaba escuchando- Se fastidio un poco Kiba.
-¿Se encuentra bien Iruka-sensie?- Le pregunto con timidez la chica de pelo azul.
-Sí, si es que ya se me hace tarde y debo partir- Trato de zafar de sus alumnos.
-Yo quiero otro ramen antes de irme- No parecía molestarle las acciones del moreno.
-También yo, estar tres días de misión es agotados- Se le unió el castaño.
-Hinata ¿Quieres ir a ver unas tiendas con migo?- Le ofreció la chica de ojos verdes.
La joven de ojos claros parecía vacilar ante la idea de alejarse de su grupo. Igualmente acepto la propuesta, deseaba cambiar un poco su guardarropa medio maltratado por la última pelea con esa mujer.
Iruka aprovechando estas situaciones para retirarse dando un saludo general como cuando entro, quería irse a la casa y preparar la cena, además de tomarse un baño con el agua caliente. Ser el maestro de tantos niños resultaba agotador al final aunque se llenaba de orgullo ver luego los resultados de estos.
En su camino paso por a lado de la puesta de la aldea, hay se había despedido de los jóvenes cuando se embarcaron a esa misión, por tres días no los había visto. Llegando a su destino se dispuso a ponerse cómodo, sacándose los zapatos para quedar descalzo mas el chaleco, solo tenía sus pantalones negros y remera. Usualmente con su pelo le gustaba dejarlo recogido por la banda elástica.
Ya se había hecho de noche cuando terminaba de preparar la comida sería un especial corona de arroz con verduras, estaba seguro de que terminaría poniendo la mini parrilla y cocinar así unos pedazos de salmón de acompañamiento. Con todo listo decidió tomarse esa ducha antes de comer y estar más fresco también eso mejoraría su digestión.
