Initiationis

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SeHun recuerda con exactitud la primera vez que vio a LuHan. Cada noche repite la escena, tal cual fuera una película en su cabeza, LuHan era el bartender del bar que solía visitar y del que no recuerda el nombre dado a que tenía caracteres en árabe, se sentaba en una mesa a lo lejos y veía con detalle cada acto del chico. A juicio de SeHun era demasiado hermoso para trabajar sirviendo bebidas y soportando borrachos ocurrentes que exigían más y más tragos.

Recuerda el resto de los días, en que frecuentaba el bar solo para verlo a la distancia. Lo que inicio como un par de miradas a su persona término siendo la principal razón por la que SeHun recurría el bar. Mentía si decía que no tenía constantes fantasías eróticas sobre LuHan, mentía si decía que no esperaba tarde en un callejón oscuro frente al bar viendo cuando salía directo a su hogar, mentía si decía que no estaba convirtiéndose en una obsesión.

Pero LuHan era un chico despistado, demasiado inocente para saber que SeHun había encontrado un nuevo interés por encima de las llamaradas naranjas, que se alargaban en una danza movediza y brillante. Pero más allá de su amor por las llamas, SeHun encontraba a LuHan centellante y arrasador como el fuego; captando la completa atención de SeHun y encargándose de meterse tan profundo en su ser que era imposible no ser consumido por las llamas de su ser en esencia.

SeHun tuvo el valor de hablarle el décimo quinto día de completa admiración a la distancia. Todo surgió tan espontaneo y repentino que era complicado describir cual era la sensación de SeHun al verlo sonreírle solo a él, no a algún borracho, ni a su compañero de trabajo, solo a él.

―Es extraño recibir clientes tan jóvenes y sobrios como tú en un bar tan recurrido para ahogar rupturas y malas ratos. Supongo que solo sabes ocultar muy bien tu dolor o solo estas buscando distracciones. ― SeHun no sabía que decir o de qué manera reaccionar, solo es capaz de verlo de reojo y apreciar cada pliego del rostro hermoso de LuHan. ―Quizá ambas.

Tres días después de llegar directamente a la barra y escuchar a LuHan, y ya sabía que era un estudiante de su último año de Universidad, también que el chico que trabajaba en la barra con él era su compañero de apartamento, Do KyungSoo, que a su vez era novio de su mejor amigo, Kim JongIn.

KyungSoo de vez en cuando irrumpía la charla casual que mantenía con LuHan, siempre con una mirada de desagrado o antipatía, quizá miedo, no lo sabía con certeza, lo que si era que no le agradaba al compañero de LuHan.

―LuHan, te necesito con toda tu atención en el trabajo, hay muchas personas que atender.

SeHun no podía evitar sonreír al ver como KyungSoo se llevaba a LuHan de su lado, siempre procurando llevar al otro lado de la barra o buscando botellas del almacén, cualquier cosa con tal de alejarlo de Sehun. SeHun aceptaba, por su lado, que aquel chico era capaz de oler el peligro en SeHun tanto que quería alejarlo de LuHan cuanto pudiera.

En realidad, SeHun no lo culpaba.

La siguiente noche, LuHan le entregó bajo la copa de licor, un papelito con su número telefónico, fue tan discreto que nadie incluso el paranoico KyungSoo, vio tal acción. Sehun acepta el hecho de que con una sola mirada puede recitar el numero con facilidad pero decide guardarlo en el bolsillo de su chaqueta de cuero, luego un guiño a LuHan y se retira a grandes zancadas del bar.

Esa misma noche no llegó a casa, anticipadamente se dirigió a un mini-supermercado frente a una gasolinera cercana, compro un galón con 4 litros de capacidad y al pagar, fue directo a llenarlo con gasolina. Fue complicado cargar con el galón pero luego de un momento dejo de sentir su mano y con ello toda su concentración se fue a las calles en busca de un momento placentero y simultaneo. Ese día más que ningún otro, su apetito fue irremediable y desesperado que no espero más apenas encontró una casa abandonada entre el extenso y oscuro bosque.

Pirómano [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora