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❝Todos se están muriendo,deja de llorar, ahora esta saliendo el sol.

No tuve intención de lastimarte no, no, no.

Toma tiempo darse cuenta de lo que has hecho,así que empece a detestarme lentamente. . .

Ahora parece que nos estamos cayendo a pedazos.

Pero espero ver lo bueno en ti y que vuelvas.
Yo simplemente creí en ti.

Yo creo,creo,creo.

Que el amor es lo único.❞

-Imprimir.-Le dijo el rubio a su computadora, convencido de su obra y de inmediato, ésta obedeció.

Estaba acostumbrado a escribir esas cartas, obvio, era su trabajo. Todas las exprimía desde el fondo de su alma, pero esa, sin duda, tenía algo especial. Tenía un poco de su esencia atrapada entre sus letras,así que no le costó sentirse un poco orgulloso.

Vaya. Después de haber pasado una jornada tan amarga,una pizca de eso no le venía mal.

En fin.

Otro día, otra moneda, Damon.

Cerró su oficina, asegurándose de que traía todo en su pequeño bolso. Sí, un bolso no te quita lo macho, nenes.

Ejem. Al tener todo en orden, lo único que le faltaba era dejar todas las cartas de hoy al buzón electrónico que estaba al lado de su jefe. . .

Mierda. Ese tipo extraño no. Juraba que salió temprano, puta madre. . .

-¡Hey, Day!-Le gritó el mayor, con una gran sonrisa. Damon únicamente bufó, y echó los hombros para atrás.

-Me encantaron tus escritos. Tú siempre tan inspirador. Estoy orgulloso de ti.-

El de ojos verdes, con una horrible mueca, se dirigió a la salida con pasos largos.-Sí, gracias, Smoggy.-Replicó,antes de poner un pie fuera del establecimiento.-Pero son simples cartas, que salen de mi patética vida melancólica.-

Joder, que sujeto tan pesado. Y era medio rarito. Brrr. Aún asqueado, ni siquiera se dio cuenta cuando ya iba en el vagón del metro.

Sacó su pequeño dispositivo, parecido a un móvil y se colocó su pequeño audífono. Era normal que todo el mundo hablará solo con sus aparatejos. Digo, es el futuro, duh.

-Ponme una canción, que me recuerde mi horrible situación.-

Y como el veinteañero era tan emo corta venas, su lista de reproducción le lanzó aquella canción titulada 'I don't love you.' De My Chemical Romance.

Odio total al mundo, obra de Satanás, pensó.

Pues,sería una buena excusa para mirar por la ventana como chica en telenovela.

Ya cabeceaba cuando llegaron a su estación destinada. Algo mareado, vagó un rato por el lugar al bajar.

Y entonces, se estrelló contra un gran anuncio, justo lo que le faltaba. Anunciaba, valga la redundancia, un nuevo sistema operativo, y sí, le llamó la atención. Gracias al cielo la tienda estaba junto, y tenía unos cuantos dólares en el bolsillo.

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Se instaló en casa, quitándose los pantalones y su típica camisa roja.

Se desparramó en el sofá, y se frotó la entrepierna. Al tener una incómoda erección ya queriendo romper la tela del calzoncillo, pensó en Justine.

Pensó en el divorcio, pensó en su cobardía. Como huyó de sus problemas que tenía con ella y lo arruinó todo. Dejó que su cabeza se pegará contra el respaldo del sillón, y se pasó ambas manos por toda la cara, resoplando.

Tuvo un flashback. Él y la pelinegra, jugueteando por la sala. Incluso podía sentir en carne propia sus besos. En la realidad, sus ojos esmeralda se cristalizaron, con la mandíbula temblorosa.

De golpe, era mejor abrir los ojos y ladear la cabeza con brusquedad que seguir encerrado en un pasado, un sueño que jamás volverá.

En medio de su arranque de frustración, y al girar unos centímetros, su mirada se encontró con su nueva adquisición. Una pequeña cajita forrada de rojo.

Al demonio.

Se levantó cual rayo, se aplastó delante de la computadora y se dispuso a colocar su nuevo sistema operativo, que al parecer, también servía con su pequeño aparatito de bolsillo.

Después de unos momentos, el mismo programa habló.

~Hola, buen día, gracias por instalar éste nuevo sistema llamado 2-Droid. Nos tomará unos minutos, así que quiero que nos conteste unas cuantas preguntas.

-Claro.

~Bien, ¿cuál es su nombre?

-Damon. Damon Albarn.

~¿Qué edad tiene?

-27.

~¿Prefiere una voz masculina o una femenina?

Boom. Tenía que pensarlo bien, no quería cagarla. Como el programa le exigía una respuesta concreta, y después de gesticular como un pez, respondió.

-Masculina, sí.

Creo que a los pocos segundos, la instalación finalizó.

-¡Hola!
El sistema ya estaba en línea. Tenía una voz muy dulce y suave, a decir verdad. Con un leve acento alemán combinado con un asqueroso y bien pronunciado acento británico. Un manjarsh.

-Uh. . .h-hola. Soy Damon. ¿Cuál es tu nombre?

-Pues, creo que soy Graham. ¡Sí! Graham.

-¿Crees?

-Bueno, en realidad, sólo lo busqué en una página de nombres para bebé, con chorro cientos de ellos, y de todos, ese me gustó. Como tú tienes un nombre me dije, ¿por qué no?

El hombre río ante la contestación de la voz que provenía de la máquina.

-¿En un segundo?

-En una milésima de segundo para ser exacto.

-Es un nombre muy lindo.

-Si,lo sé.

El rubio se rascó la nuca, tratando de optar una posición más cómoda al cruzarse de piernas.

-¿En serio eres un sistema operativo? Hablas como si fueras una persona real. Tan encantador.

-Oh, verás, tengo un poco de cada persona que me fabricó. Y de todo eso, yo me adapto y consigo una nueva personalidad. Una propia. Complicado, ¿no? Pero sólo quiero ser yo mismo.-

-Fascinante.
Canturreó Damon, posando dos dedos en sus labios.

-Heh.~ ¿Quieres que haga algo por ti? ¿Como analizar tu computadora?-

-Claro, claro, Grah.-

-Empecemos por tus correos.-

-Yep.

-Hmm. . .al parecer tienes muuuchos por aquí.-

-Si, los estaba guardando. La mayoría son notas mías,creí que habría algo gracioso por ahí,así que. . .

El sistema emitió una delicada risa,y el rubio no pudo evitar contagiarse.

-Pues, éste de acá es bueno. Separaré los que puedas usar algún día, los demás serán desechados. ¿Te parece?

-Por supuesto.

-Ah, también tienes muchos contactos. ¿Les damos una ojeada?

-Claro, a la mayoría ya ni los conozco... siéntete libre de ordenar mi vida.

Him.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora