Tomo su mano y la aprieto, diciéndole que estoy con ella.
—Aquí estoy, cariño—hace una mueca ante el dolor, y se incorpora levemente por éste; luego vuelve a acostarse en la camilla.
Corremos por el pasillo del hospital hasta llegar al quirófano; alguien pone una mano en mi pecho, deteniéndome.
—No puede entrar, señor—una de las enfermeras fue la que se interpuso.
Mis ojos están fijos en ella, viendo como gira su rostro en mi dirección y logro notar miedo en ella.
—Pero ella me necesita—miro a la mujer que tengo enfrente.
—Lo sé, pero no puede estar presente en la operación—los ojos de la enferma se suavizan—. Puede esperar aquí mismo, en la sala.
No da oportunidad para que replique sus palabras que ya entra en la habitación, dejándome solo, del otro lado de la puerta, sin saber lo que podrá llegar a pasar.
Retrocedo hasta chocar con la pared opuesta a aquella puerta y me dejo deslizar por ésta, hasta tocar el suelo; me siento allí, a esperar.
Los minutos pasan y nadie ha salido o entrado de aquel lugar; el miedo y la ansiedad ocupan mi cuerpo. Rebusco entre mis bolsillos para dar con mi teléfono, simplemente para avisar que nos encontrábamos en el hospital, pero no lo encuentro.
—Mierda—golpeo con los puños mis rodillas y hundo mi rostro entre ellas.
Vago entre mis pensamientos, sin concentrarme en algo; necesitaba pasar a verla y saber que ambos estaban bien.
Escucho pasos acelerados que se dirigían hacia el mismo lugar en el que me encontraba; me paro en mi lugar al tiempo que las puertas del quirófano en el que se encontraba ella se abrían, y dejaban pasar al personal del hospital.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué no sale? ¿Cuánto tiempo más estará ahí adentro? —pregunto desesperado a la misma enfermera que me había interceptado antes.
La expresión que llevaba en su rostro no logró calmarme, sino que aumentar mi deseo en verla. También generó un nuevo sentimiento en mí: miedo.
—Lo lamento, pero no puedo responderle.
Y volvió a dejarme solo.
Paso ambas manos por mi rostro, terminando en mi cabello; algo se había abierto paso en mí, pero no quería que creciera más.
Vuelvo a chocar contra la pared; mis ojos fijos en la doble puerta, esperando por alguna respuesta.
Pasan unos diez minutos cuando veo que sale una persona de aquel lugar.
—¿Familiar de la señorita Cooper?
—Su novio—rápidamente me alejo de la pared y me acerco al médico—. ¿Está todo en orden? ¿Está bien ella? ¿El bebé?
—Señor, será mejor que tome asiento—apoya una mano en mi hombro y me guía hacia los asientos del pasillo.
Me resisto. —¿Qué ocurre?
Hay algo en el semblante de aquel doctor que me advierte que no es algo bueno.
—La señorita Cooper, luego de haberle practicado la cesárea, ella sufrió una hemorragia interna. Lamentablemente no pudimos hacer nada.
Aquellas palabras son como un balde de agua fría sobre mí; me dejo caer en el asiento.
—¿Y el bebé? —atino a balbucear, a causa del shock.
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Lullaby; mc
FanfictionDejo un beso en su frente. -Descansa pequeña-murmuro antes de dejar la habitación, y encaminarme a la que, a partir de esos momentos, sería mi habitación.