Solo Soy Una Chica Normal.

1.Décimo aniversario

1. Décimo aniversario.

Hoy hace ya diez años.... Diez años desde que todo cambió... Diez años desde que la inocencia y la cordura me abandonaron junto con mis padres... Hace una década que presencié el asesinato de mi madre.

*flashback*

Vivíamos a las afueras de Arcángel, una ciudad situada en al norte de la Rusia europea. La casa, o más bien mansión en la que vivíamos estaba formada por varias partes. Su aspecto era como el de una iglesia antigua, la fachada estaba hecha de una piedra de un color crema y los tejados eran de un color azul marino. Estaba llena de ventanales por todas partes y siempre había muchas personas circulando por todas partes. Aunque en ella sólo vivíamos yo, mis padres, mi hermano y el personal de la casa, que no era excaso.

Las partes en las que se dividía la casa eran, el ala este donde se encontraba una torre, la cocina y el comedor, unos cuartos de limpieza, un salón y unas cuantas habitaciones de invitados. En la zona central se hallaba la puerta, la entrada, las habitaciones principales, la sala de cine, el baño más grande de la casa y una sala de armas. En el ala oeste se encontraba la sala de fiestas, un pequeño jardín interior, el taller de mi padre, un gran garaje con todo tipo de vehículos, desde coches de alta gama hasta un helicóptero.

En la casa estaba rodeada de enormes jardines llenos de flores. Por la parte posterior había un gran camino rodeado de árboles que llevaban a la entrada. Y por la parte interior un gran laberinto por el cual aprendí a orientarme desde que era pequeña.

Mi hermano y yo nos encontrábamos jugando en un pequeño llano de césped situado cerca de el bosque que rodeaba la casa. Yo tenía en aquel momento 7 años y mi hermano 12.

-Vamos hermanita pasa la pelota, muy fuerte - gritó el desde el otro lado del llano.

Mi hermano era muy alto para su edad. Tenía el cabello negro azabache y unos enormes ojos azules. Solía ser muy despistado, siempre olvidaba las cosas y siempre llegaba tarde a todos sitios. Le encantaban los deportes y era muy inteligente pero a la vez odiaba estudiar. Sus aficiones eran los videojuegos, el baloncesto, la esgrima, y por supuesto las armas.

Nuestra familia era una de las familias más influyentes de Rusia por sus negocios de importación, por lo que mi padre tenía una obsesión por nuestra protección. Desde pequeños siempre estábamos rodeados de guardaespaldas. Nuestra casa tenía uno de los sistemas de protección más avanzados en el mercado, y además desde que aprendimos a andar nos enseñaron defensa personal y el como utilizar armas de todo tipo.

-Voy hermanito - me coloqué en posición de lanzamiento, enfoqué la posición de mi hermano y lanzé con todas mis fuerzas la pelota. Esta llegó justo a los brazos de mi hermano que empezó a gritar como loco.

-¡Bien, lo has conseguido hermanita! ¡Ha sido un gran lanzamiento!- dijo corriendo hacia mí y levantándome por los aires.

-¡¡!Weeeeee!!!- alcé mis manos y grité con todas mis fuerzas. En ese momento llegó mi padre.

Mi padre era un hombre apuesto, alto de ojos verdes. Tenía el pelo negro como mi hermano. Sus brazos se encontraban llenos de tatuajes. Su mirada estaba fija en nosotros con una mirada de cariño y orgullo, se acercó para avisarnos de que pronto saldríamos para ir a visitar a unos amigos y que subiéramos a cambiarnos.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo llenos de barro y de suciedad que estábamos. Mis vaqueros estaban llenos de un Marrón verdoso y mi camiseta rosa tenía manchas de césped en los codos y de barro por el resto de la tela. Mi hermano también estaba muy sucio. Sus pantalones negros llenos de verdín del musgo, y su camiseta de manga corta con una gran mancha de barro que le había hecho el balón al atraparlo.