Una vez que anocheció fui a dormir temprano para estar presentable al día siguiente.
Dormí profundamente esa noche, como si nunca volviera a despertar.
Cuando me despertó la alarma eran las 6:30 de la mañana. Fui al baño a cepillarme los dientes, y luego con toda la tranquilidad del mundo, me cambié de ropa. En mi vieja escuela usábamos faldas azul marino con rayas blancas, camisa blanca, corbata y calcetines azul marino. Cuando era invierno podíamos usar un chaleco, chaqueta o buzo azul marino y medias finas o gruesas. Me gustaba mucho el uniforme, pero no quedaba bien en mí. En esta escuela, según tengo entendido, se debe usar pantalón de cualquier color, zapatos de cualquier tipo, y siempre usar una chaqueta roja con mangas blancas. Tengo todo listo, mi pantalón, calcetines, mis zapatillas Converse de color negro favoritas y la nueva chaqueta de algodón con olor a lavanda. Obviamente, afuera hace demasiado frío, así que debajo de la chaqueta tenia puesto encima una remera y una blusa negra muy abrigada. También me compraron guantes de invierno (aunque era otoño) y una bufanda roja.
Una vez que desayuné chocolate caliente con tostadas y ya estaba con el uniforme puesto, espere a que mi mamá me llevara al colegio. Miré por la ventana, tratando de ver a personas de mi edad caminando hacia el colegio. Pero no vi a nadie.
Otro dato que me contó mi hermano Sebastián, es que a todos nos recoge un autobús escolar, donde los familiares de militares pueden usarlo.
Pasó por mi casa a las 7:40, exactamente. Pero por la oscuridad que aún tenia aquel pueblo no pude ver si iban muchas personas o no.
—¿Ya estas lista?—Apareció por detrás mi mamá, con su abrigo sobre el brazo y las llaves del coche en las manos.
—Si.
—¿Te pusiste crema en la cara, no?—Me miro como si sospechara que no lo hice.
—Si, mamá—Respondí segura.
—Ve al baño y mírate al espejo—Me puse roja de vergüenza, por lo que corrí al tocador del pasillo y miré mi rostro—No te preocupes, es normal. Pero si te aplicas mucha crema cada tanto, va a salir rápido.
No tenia la piel irritada, pero si tenia la piel demasiado seca. El frío seco de aquí hace que el cuerpo se deshidrate aún más para las personas que estábamos acostumbradas a los climas húmedos.
—No importa, mamá, de todas maneras no se nota mucho y se nota que en poco tiempo desaparece.
—Deberías tomar más agua—continuo—Apresúrate y vayamos al colegio.
En ese momento recordé una conversación seria que tuve con Leo, mi amigo de la vieja ciudad en donde vivía.
Leo y yo eramos amigos desde que me mudé a otro barrio. Tenia unos 7 años y el 13 en ese entonces. Al principio cuando nos cruzábamos cada vez que íbamos con nuestro propio grupo de amigos, ni siquiera nos dirigíamos la palabra. Hasta que en una tarde, mientras jugaba con mis amigas en el parque, tropecé por descuido y caí en un hormiguero muy pequeño. Recuerdo que entré en pánico, sacudí todo mi cuerpo y trate de quitarme de encima a todas aquellas hormigas que iban picándome en las piernas o los brazos. Él no se encontraba muy lejos, por lo que al verme tan desesperada y gritando, soltó una carcajada y comenzó a reír. Estaba con otros 3 amigos mas pero a ellos no les hizo tanta gracia como a él. En esa noche, me enoje con mi madre, por lo que cada vez que estaba enojada iba al mismo parque y me columpiaba lo más alto que podía. Gastaba todas mis fuerzas, y luego me iba más tranquila a casa. Pero en esa noche, mientras trataba de columpiarme hasta que sienta qué podría tocar la luna, apareció de la nada Leo.
—Hey, ¿Estas loca? ¿Qué haces sola a estas horas? ¿No sabes que vivimos al lado de un barrio peligroso?
—¿Y? Estoy aquí porqué se me da la gana, además, si veo que vienen personas que no son del barrio me voy.
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Un Viaje hacia Bellingham
Mystery / ThrillerCielo, Sol, Niebla, Lluvia, Nieve, Rayo, Nube y Viento son los seudónimos de cada uno de los miembros de la manada de lobos quienes viven en "Puerto Deseado" un pequeño pueblo rodeado entre montañas, con un hermoso azul mar. Aura "Auri" Leonhardt, e...