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Realmente se sentía solo, bastante solo, no era solo el hecho de que su pez de colores hubiera muerto o su novia le había dejado hace poco, no, era una sensación de vacío y soledad.

Quizás si le preguntases a cualquier persona te diría "si, si, es muy normal sentirse así tu edad", pero para el, era diferente, Alfred F. Jones había sido siempre uno de esos "alumnos populares" sacados de una película americana, era guapo, capitán del equipo de fútbol americano, salía con una animadora y  estaba rodeado de gente siempre.

Entonces, ¿Por qué se sentía tan solo? Aunque estuviera rodeado de sus amigos sentía como si no conociera de verdad a esas personas, como si solo se juntaran por apariencias, no era como si su grupo de amigos le cayeran mal, al contrario, pero había algo que le faltaba y no sabía que era.

-¡Jones! -gritó de repente el profesor de historia- ¿Me puede decir una de las causas de la revolución rusa?

El se quedó en blanco, ni siquiera había empezado a estudiar para ese examen aún, miró hacia sus amigo esperanzado, pero por sus caras podía ver que ni siquiera sabían en que tema estaban.

El profesor le miraba enfadado, como si estuvierapreguntando algo de sentido común.

-Vamos es por lógica -le apremiaba.

El negó con la cabeza.

-¿Alguien podría decirme alguna?

Como era de esperar, tres manos se alzaron en ese mismo instante : Bondevik, Kirkland y Sarbu.

-Los raritos otra vez -susurró uno de los amigos de Alfred.

-Vladimir -eligió el profesor.

Vladimir Sarbu sonrió.

-Os jodeis - les dijo, no lo suficientemente bajo, a Bondevik y a Kirkland - el inmovilismo político del zar, la estructura económica anticuada que tenían, la situación de pobreza del campesinado, el desprestigio del zar y las derrotas de Rusia en la Primera Guerra Mundial.

El profesor se quedo un segundo mirando a Alfred.

-¿Era tan difícil? -pregunto, otra vez, como si aquello fuera algo de lógica y normal.

Al rubio no le quedó otra que negar con la cabeza, como si fuera estúpido, pero lo peor no había sido ver la cara con la que le había mirado el profesor, sino que los tres empollones se les habían quedado mirandolo. Esto le enfadó, "¿Qué les pasaba?".

Al final los tres volvieron a mirar al frente y durante los últimos diez minutos de clase no pasó nada interesante.

-Vamos no te preocupes -le decía Ivan cuando bajaban las escaleras- es un viejo cascarrabias.

-Eso, yo le he visto metiendose la tiza al oído, eso no puede ser normal -le respaldaba Wang.

-Meh, realmente me da algo igual -mintió Alfred.

Realmente sus notas estaban cayendo cuesta abajo y sin frenos, y algo le decía que si no se ponía las pilas iba a suspender más de una asignatura, y si quería tener unas vacaciones de verdad no podía permitirse el estar estudiando, por ejemplo, historia.

-Dios, no tengo nada de ganas de ponerme con  Historia -se quejó.

-Bah, chuleta y punto -dejó caer Iván.

-Oye ¿Visteis el partido de ayer?

Y así, se pasaron todo lo que quedaba de camino hablando del partido, jugadas y que jugador era mejor.

Alfred casi se deprimió cuando sus amigos se despidieron de el  y tuvo que seguir andando un par de calles más antes de llegar a su "hogar dulce hogar", iba caminando más despacio de lo normal, pegandole patadas a las piedras, cualquier cosa valía con tal de llegar más tarde a casa. Seguramente su madre estaría trabajando y su padre quejandose de cualquier tontería.

Además, no sabía como (bueno sospechaba que sus padres le habían mirado el móvil), ahora su familia sabían que Scarlet había roto con el, y estaban en un plan de "esa chica no te merecía" "no me caía bien" "Mi pobre niñito" y más blablabla. Podía decir que en parte era su culpa que ella hubiese roto con el, simplemente su relación le parecía muuuy superficial, y eso le molestaba. Por ejemplo, si iban a salir, tenían que estar todo el tiempo cogidos de la mano, no le gustaba que hablase de fútbol delante de ella, tampoco podían liarse delante de nadie porque si no a ella se le correría el pintalabios, era obligado a estar con ella y sus amigas y oír como hablaban de lo "bueno que estaba" delante de el....

Habían muchas cosas que detestaba de ella, por eso no le había dolido el más minimo cuando habían roto. ¿Qué por qué había aceptado salir con ella? Fácil, estaba buena y podrían hacerlo cuando quisieran. Pero eso no compensaba el tener que aguantarla todo el tiempo, odiaba ponerse meloso y que ella estuviera cortante, el emocionarse con algo y el que ella lo comparase con un friki.

Llegó a su casa.

-Papá ha salido, dice que volverá a media tarde -le saludó su hermano Matt cuando le vió entrar.

-¿Mamá sigue fuera? -su mellizo asintió y continuó haciendo los deberes- ¿no vas a comer?

-Luego, no tengo muchas hambre...

-Cuando te calientes la comida avisame y así terminamos nuestra discusión de Spiderman contra Capitàn América.

Oyó a Matt reirse mientras subía las escaleras.

A veces envidiaba a Matt. No era popular, pero siempre que lo veía con sus amigos parecía feliz. Quizás el era el hermano raro, popular, deportista y guapo...

"Si tan solo la gente no se fijara en el exterior..." pensó.

Simplemente le parecía algo hipócrita el mundo en el que vivía, se rodeaba de multitud de gente con la que hablaba pero sabía que si el día de mañana necesitase ayuda ninguno de sus "amigos" le echaría una mano, es más, sabía de sobra que mientras estaba con Scarlet, ella le había puesto los cuernos.

Solo había una persona (sin contar a su hermano) que consideraba su verdadero amigo... pero estudiaba en otro instituto y apenas podían verse.

-Ser un adolescente es horrible -susurró.

Dear FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora