Capítulo 1 Alexeis Nicolaides miró a su alrededor con desagrado. Había sido un error ir a aquel lugar. Un error hacerle caso a Marissa. Sólo iba a estar en Londres veinticuatro horas, y cuando salió de aquella reunión de trabajo en la City que había durado todo el día y regresó a la habitación del hotel, lo único que quería era encontrarla allí esperándolo. Entonces cuando hubieran acabado con las formalidades educadas, Alexeis habría hecho lo que le interesaba fundamentalmente de Marissa: Llevársela a la cama. Y sin embargo, había terminado en aquella galería de arte abarrotada de gente, aburridísimo y rodeado de idiotas que rodeaban a Marissa con la boca abierta. En aquel momento, ella estaba haciendo gala de sus conocimientos sobre el mercado del arte y el valor financiero del artista que exponía. A Alexeis no podían importarle menos ambas cosas. Y a cada minuto que transcurría le importaba también menos Marissa y la idea de pasar más tiempo con ella. Ni ahí, ni tampoco en la cama. Un gesto de creciente indignación se fue formando en sus ojos, y Alexeis tomó una decisión. Marissa tendría que irse. Hasta el momento no había sido un problema mayor que el que suponía cualquier mujer, porque todas ellas invariablemente, deseaban quedarse en su vida más de la cuenta. Pero tres meses con Marissa, que además de deseable era inteligente, la habían llevado a creer que podía empezar a exigir cosas. Como insistir en que Alexeis la llevara a aquella inauguración. Sin duda pensaba que una ausencia de una semana habría alimentado su deseo por ella, y por tanto estaría dispuesto a complacer sus caprichos. Alexeis entornó sus oscuros ojos. Error. Él no era de naturaleza complaciente. La fortuna de los Nicolaides siempre había significado que él tenía la última palabra en lo que a mujeres se refería. Escogía las que le gustaban y ellas hacían lo que él decía, o si no se quedaban fuera. No importaba lo hermosas o deseables que fueran, ni la opinión que tenían de sí mismas. Marissa Harcourt se tenía en gran estima. Era increíblemente chic, tenía un atractivo que hacía que las cabezas se giraran, buena posición social, un título de Oxbridge y una profesión bien pagada en el mundo del arte. Sin duda, ella consideraba aquellos atributos suficientes no sólo para unirse a un hombre como Alexeis, sino para retenerlo a su lado para siempre. Eso era lo que habían pensado también sus predecesoras. Adrianna Garsoni, con su exótico aspecto y su posición de diva con voz de soprano en La Scala, había creído que casarse con Alexeis supondría que el dinero de los Nicolaides serviría para promocionar su carrera. En el momento en que Adrianna mostró sus cartas, dejando claro que el matrimonio estaba en sus planes, Alexeis se había librado de ella. Su reacción fue de lo más virulenta, pero para él resultó irrelevante. Al lado de la tempestuosa personalidad de Adrianna, Alexis había recibido encantado el estilo parsimonioso de Marissa y había disfrutado de su naturaleza sensual en la cama.
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Mas Que Una Aventura
AventuraElla trabajaba de camarera cuando apareció un hombre increíble que le cambió la vida... Carrie Richards había entrado en el lujoso mundo del millonario griego Alexis Nicolaides. Tendría todo lo que pudiera desear... si estaba dispuesta a pagar el p...