Capítulo 2. Tratando de borrar el pasado.

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Blanca se encontraba sentada al frente del fuego abrazador. Apretaba la falta de su niveo vestido mientras temblaba de frío. Al frente de ella estaba su novio afilando su espada de plata que le robó a Los naturales.
Ansiaba que su enamorado la abrazara para así ambos cederse el calor necesario para poder pasar la noche.

-Hace frío.- se frotó sus pálidos brazos mientras sus blancos ojos recorrían la sala oscura en la que se encontraban.

Una fría y casi demolida construcción de 10 pisos. Los primeros pisos de la estructura estaban completamente destruidos, quedando así sólo el esqueleto del edificio, lleno de fierros y cañerías rotas por todos lados. El suelo frío, estaba cubierto por una horrible alfombra de hotel color carmesí.

Brown, sin dejar de afilar su arma, levantó su roja mirada y suspiró enojado.

Le molestaba, le molestaba que su chica hiciera eso. Siempre le pedía cosas indirectamente, en vez de hacerlo de manera directa, como a él le gustaba. Siempre le decía "Corre viento" "me duelen los labios" "creo que tengo fiebre", en vez de decir "abrázame" "bésame" "tócame" . ¿Tanto le costaba pedirle muestras de amor de manera directa y sincera? A él nunca le molestó, pero después de cinco años con lo mismo, de verdad era irritable y se sentía impotente por no poder cambiar la situación.

-Lo siento.- dijo severamente.- No puedo hacer que el fuego de más calor.

Blanca miró a Brown, no pensó que su chico le respondiera así. Obviamente se impresionó pero no siguió insistiendo. Se dedicó a darse calor ella misma, abrazandose y acercándose más al fuego.

Si, su relación iba en picada. Mantener una relación en tiempos como estos era complicado. Hubo un tiempo en el cual se separaron por muchos meses y cuando se volvieron a reencontrar fue como si nada hubiera pasado. Ambos sabían que su noviazgo no iba muy bien, sobre todo Brown, que era el que se comportaba de manera muy diferente a como lo hacia antes, su carácter había cambiado. Ya no era el chico amable y generoso que antes solía ser, y por supuesto, las personas cambian, sobre todo en un mundo como este. Todos han cambiado, todos han visto morir a personas queridas, pero por más que trataban de ocultar ese cambio, el chico oscuro no lo hacia.

Blanca por el otro lado, siempre trataba de que su relación se mantuviera, como siempre lo ha hecho, y le cuesta admitir que tarde o temprano todo se terminaría.

Brown miró a Blanca y notó esa mirada de tristeza en su rostro. Suspiró cansado y dejó su espada de lado para sentarse junto a la albina.
Tomó repentinamente la mano de la chica, estaba helada y comenzó a acariciar los delgados dedos de su novia.
Blanca correspondió a los cariños que le brindaba el chico y su pálida piel se sonrojó paulatinamente.

-¿Podemos hablar?- Brown habló de repente arruinando la paz y calma que comenzaba a formarse.

-Siempre podemos hablar.-

-Sobre nosotros...- hizo una pausa.- Creo que tenemos que darnos un tiempo.- dijo directamente, tal como a él le gustaba.

No le da temor decir las cosas como son, es más, eso lo tranquiliza porque se saca un peso de encima. Brown no es de los chicos que se ponen nerviosos o que titubean (muy diferente a su hermano) es un chico seguro de si mismo y que no le da miedo decir la verdad, por más cruda y dolorosa que sea.

Blanca cerró los ojos fuertemente, sabía que esto algún día iba a suceder, el día en que ambos tomaran rumbos distintos y se separarían. Su corazón latió con fuerza pero aún así se encontraba tranquila.

-¿Terminamos?- preguntó delicadamente.

-No, sólo nos daremos un tiempo.-

-Eso es uno de los primeros pasos para terminar.- su voz sonó temblorosa y débil.

La Herencia De Los AbandonadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora