Capitulo 12

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  - Que tengan una buena tarde, chicos. - dijo el profesor antes de salir del salón de drama escenografía, un aula donde se creaban todas los paisajes, pintaban, y montaban el escenario para las obras de teatro, por consiguiente, habían manchas de pintura hasta en el techo, materiales como cartón y celofán por el piso, y hasta papel periódico. Antes de reiniciar el ciclo escolar, en el taller de verano que La Academia Dreams Ofrecía, la obra había sido "Alicia en el País de las Maravillas", no queda de mas imaginarse cuantas pinturas y arreglos se necesitaron para crear la escenografía.
El profesor desapareció justo detrás de la puerta, y el sonido del silencio hizo eco en la habitación. ___ tenía un rostro de pocos amigos, mientras que Eiden se veía Furioso, claro, ahora tenía que estar estancado en un salón por quien sabe cuantas horas, mientras que tenía que aguantar a ___ y su cara de "Todo esto es tu culpa", aunque para él, el no tenía la culpa de Nada.
El Profesor les había conseguido Cubetas, Palas, Trapeadores, escobas, recojedores, trapos y hasta espatulas para despegar la pintura de las paredes. Esa sí que sería una larga tarde.
Eiden examinó el Lugar por encima, y después tomó aciento en una silla desplegable que estaba al fondo del salón, mientras que veía a ___ Despegando pintura. La chica estuvo así unos cuantos minutos mas.
- ¿Que crees que estas haciendo, Eiden? - preguntó ella, frunciendo el ceño y hechando un vistazo por sobre su hombro. Eiden estaba con un folleto entre sus manos, el cual mostraba la obra de el pasado Diciembre, Hanzel & Gretel.
- Nada... - Dijo entre boztesos. La chica, furiosa, se levantó de estar en cuclillas y fue hacia Eiden, arrebatando violentamente el folleto de sus manos.
- ¡No estoy haciendo Nada! ¡Salvaje! - gritó el, y ella bufó.
- ¡Por eso mismo, idiota! - grito enojada. - ¡Ponte a trabajar!
- ¡No quiero! - ___ Lo miró inmaculadamente sorprendida, mientras que el se levantaba aturdido por aquella demostración de odio de su parte, aunque aun así no le sorprendiera del todo, ya que con ella siempre era de ese modo.
- Trabaja. - dijo ella cortante. - Ahora.
- Haz mi trabajo. - comentó el, provocando que la chica estuviera a punto de irse de espaldas. ¿Estaba hablando enserio? Ella estaba verdaderamente... No hay palabras, simplemente no concebía el hecho de que la vida la hubiera puesto frente a frente con alguien totalmente insoportable como encontraba a Eiden, ¿Que jugarreta le tendría? Solo la misma vida Sabía.
- ¡No Haré tu trabajo!
- ¡Eres mi esclava! - objetó el. - ¡Hazlo Tu! - gritó el enojado, para después echarse una enorme carcajada. ___ Lo miró con cara de Muy Pocos Amigos, mientras que tomaba una espátula en sus manos. Caminó unos cuantos metros hacia el otro extremo del gran aula de escenografía teatral, y colocó su pie sobre un pedazo de celofán roto.
- Este, es mi lado. - dijo ella, marcando una linea imaginaria con la punta del pie, empezando directamente desde aquél celofán. - Ese, es tú lado. - dijo después tocando el piso del "lado" de Eiden. - No cruzes la Linea, ¿Entendido? Cada quien Limpia su lado, así no nos tendremos que topar ni en lo mas mínimo.
Eiden bufó, y ella inmediatamente se puso a trabajar ya que quería terminar temprano todo eso: apenas terminara su lado, dejaría allí a Eiden y se olvidaría de todo, así de fácil.
El chico se sentía... ¿Ofendido? ¿Era un perro al que tenían que marcarle el territorio? Ogra que es ___, pensaba con desprecio. Sin mas grandes opciones, Eiden tomó la escoba para empezar a barrer los pedazos de confeti tirados en la alfombra.
Varias Horas pasaron, y Ni El ni Ella intentaban hablarse, no se inmutaron en ningún instante, y simplemente era caótico la cantidad de trabajo que tenían que hacer. Aun así, ambos iban avanzados, por lo que se veía próximo el momento de escape para aquel castigo. ___ Colocó los botes de pintura medio llenos en un estante a lo alto, no sabía si iban allí, pero poco le importaba. Unos cuantos arreglos mas, y el lado de ella ya estaba completamente Limpio, mientras que el seguía estancado en despegar pintura. ___ le hecho un vistazo a su área, y no detectó nada fuera de su lugar. Tomó un fuerte suspiro, y se dirigió hacia una silla en la que estaba su bolso, para tomarlo eh irse.
- Diviértete limpiando, Eiden. - dijo ella en media sonrisa. Eiden levantó apresuradamente su mirada, y vislumbró el lado de ___ ya totalmente impecable. ¡¿Como lo hizo?!
Apresurado, Eiden se levantó de aquel pedazo de cartón, mientras que se ponía al margen de la división de la habitación.
- Tienes que quedarte. - dijo el serio, provocando que a ___ casi se le cayera la quijada. - Es un castigo de ambos.
- Genio, mi parte ya esta hecha. - dijo ella con ironía en su voz, y Eiden se rió a carcajadas.
- Genia, Te vas, y yo le digo al profesor que tu te fuiste y yo hice todo.- ¡Sinico! ¡Idiota! ¡¿Como se atrevía a hacerle eso?! De por sí ya le amargaba la vida, ¿Era necesario mas? ¿No tenía suficiente con amargarsela con su mismísima existencia?
___ miró a Eiden con un tremendo furor dentro, furor negativo, como para romper el vidrio de la ventana con la cabeza de su "amado compañero". La imaginativa chica sonrió ante la imagen de Eiden suplicando que parara de estrellar su cabeza contra el cristal. Pero no, esa idea era quizás muy descabellada, y se conseguiría mas problemas, y tal vez hasta una cita en el manicomio por casi asesinato. Sacudió unas cuantas veces su cabeza con los ojos cerrados, desterrando esa idea.
- ¿Que? No intentes escuchar nada, estas hueca. - dijo y sonrió Complacido, mientras que ella rodaba los ojos, irritada, ¿Existía alguien mas inmaduro? 
___ dió tres pasos mas dirigiendose hacia la puerta, la cual estaba del "lado" de Eiden, y el se encontraba tan solo a unos cuantos pasos. Inmediatamente, en cuanto encontró una excusa, se interpuso en el camino de ___.
- Mi lado, tu lado. - dijo el, serio. - No cruzes la Linea.
- Ni quien quisiera estar de tu lado, Lambert. - habló con desprecio. - Es solo una tangente.
- En mi lado, es todo una llanura. - dijo el, haciendo una mueca sonriente, mientras que ella permanecía inexpresiva. - No hay caminos alternos.
Irritada, ___ no podía estarlo mas. ¿Que era lo que Eiden pretendía? Simple, hacerla limpiar su lado tambien, el no era bueno en esas cosas, si no limpiaba ni en su propia casa, ¿Porqué hacerlo en la escuela? ¿Que el dinero no les daba para poder tener a alguien de limpieza allí?
Eiden se dió la media vuelta para continuar la limpieza vagamente, mientras que ___ vislumbró la posibilidad de correr fuera del salón, encontrar al profesor y decirle que ya había terminado su parte de limpiar, simple, sencillo y Eficaz. & Así mismo lo hizo. ___ fué directamente hacia la puerta, pero Eiden la detuvo colocando su mano sobre la manija, en la cual ya estaba la mano de ella. En resumen, Eiden colocó su mano sobre la de la chica, la cual al tacto sintió un extraño golpe sentado en el abdomen, algo como un tenue cosquilleo, junto con un tremendo enojo. ¿Como era posible tener ambas sensaciones presentes, siendo tan opuestas? Era lo que ella se esmeraba por descubrir.
- Te dije, que no te vas a ir.
- Tu no eres nadie para decirme que hacer. – contestó ella, frunciendo la quijada. El chico hechó una carcajada al viento, mientras que ella no le encontraba el chiste a sus palabras.
- Te recuerdo, Eres mi esclava, ¿O Me Equivoco? - ¡Maldigo el día en que acepte esa estúpida apuesta! Se gritó dentro de si ___, deseando en aquel instante no haber asistido ese día en que su tan amada guitarra le falló por primera y única vez en la vida. Pero claro, ella siendo tan orgullosa, no se hubiera permitido que la llamaran canalla por no haberlo ni siquiera intentado. Sin embargo, ahora no sabía que hubiera sido peor.
- Suéltame. – Dijo ella cortante, sin mirarlo y hechando un vistazo por sobre su hombro.
- Suelta la perilla.
- Suéltame, dije. – giró su cabeza y lo miró con el alma hecha un hilo.
El chico soltó su mano, y la chica soltó la perilla. La verdad es que estaba bastante agotada como para discutir, lo que quería era irse de aquella habitación, y le importaba poco lo que fuera que tuvieran que hacer.
Eiden la miró de reojo, mientras que ella caminaba vencida hacia la ventada de la lateral derecha, justo por el medio de la división de sus lados. El chico aprovechó entonces para echarle candado a la puerta. Al sonido de la cerradura, ___ levantó entonces la mirada hacia atrás, y vio como Eiden sostenía la llave entre sus dedos.
- ¡¿Que crees que haces!? – preguntó ella, creyéndose imposible la posibilidad de que la personalidad de Eiden fuera así todo el tiempo, aunque ella misma lo había comprobado ya.
- Me aseguro de que no huyas.- sonrió sínicamente, y caminó hacia el lado de ___, justo debajo de las repisas donde estaban los botes de pintura, pinceles y periódicos que ella misma había acomodado.
Y Esa fue la gota que derramo el ya lleno vaso de ___. ¿Encerrarla? Ese chico si que se había pasado de la raya.
- ¡Dame esa llave! - gritó ella caminando con paso decidido hacia el. El dió un paso Hacia atrás, mientras que ella llegaba con sus débiles manos intentaba sacarle la llave del puño. - ¡¿Como es que puedes tener una llave de este salón?!
- El Profesor me la dió para cerrar el salón una ve que termináramos, ¡Hueca! - le gritó cuando ella estaba ya frente a el, y ambos manobreaban para conseguir la llave.
Estaban en una lucha, tanto interna así como también con el otro. Se odiaban, eso era claro, pero al mismo tiempo ninguno había hecho nada para estar separado del otro, ¿Eran Masoquistas? Tal vez.
Siguieron peleándose las llaves, hasta que, desesperado, Eiden tomó el control. Tomó con sus manos las muñecas de ___, y usó sus dedos como cerradura contra la pared. No se dió cuenta ni como ni cuando, pero quedaron a escasos tres centímetros del uno al otro, mientras que Eiden sostenía las muñecas de ___ a lo alto contra la pared.
La chica estaba confundida, y de repente se sintió del mismo modo en que se había sentido el Viernes por la noche en el club, al verlo cantar. Una sensación extraña cruzó como espectro su espalda, recorriendo su espina dorsal y quedándose estancada en el pecho. Ella no sentía nada por el, ¿Porqué de repente tenía esas inmensas ganas de tomar su mano y acariciarlas? Definitivamente era extraño. Y el, no se sentía muy alejado tampoco, estaba confundido. ¡La odio! - se decía a si mismo. - ¡Deja de ver sus labios Eiden! ¡No la besaras por que la Odias! - se recriminaba a si mismo por aquellos extraños impulsos.
Se quedaron en silencio unos cuantos segundos mas, su respiración se entrecortaba, mientras que el corazón de ambos, por primera vez se estaba sincronizando, y latían al ritmo del sonido del ventilador de techo que estaba encendido.
- ¿Podrías soltarme? - preguntó ella aturdida, mientras que el parecía estar en estado automático, con comprender mucho lo que le sucedía. El no se inmutó, tan solo la miraba firmemente, mientras que por dentro meditaba todas las razones que tenía para aguantar sus impulsos y no besarla, así como también se recriminaba el que tuviera ganas de hacerlo. Irritada, ___ bufó.
- ¡Sueltame! - dijo ella moviéndose escandalosamente, y pegando a la pared con su pie. Y aquellos golpes, fue lo que provocó que el clavo del extremo derecho de aquel estante lleno de botes de pinturas, se safara. La tabla se levantó entonces de un extremo, y gracias al peso efectuado por los botes, estos se dezlisaron todos hacia el costado Izquierdo, justo junto donde ___ y Eiden se encontraban. No lo vieron venir, obviamente. O mas bien, fue tan rápido, que para cuando se dieron cuenta, el vote con pinturas azules, amarillas y Rojas estaban callendo sobre sus cabezas. La pintura calló sobre ellos como si fueran un lienzo en blanco, a la chica le calló practicamente toda la pintura roja, y a el la gran mayoría de la pintura amarilla y azul. Justo después, los botes revotaron en sus cabezas, y ___ calló de sentón al suelo del susto.
- ¡Tarado! - gritó ella mirando la pintura, ahora regada por sobre toda la alfombra gris. El bote con pintura verde calló empapando a ___, así como también el Lila. Calló el vote de naranja y dorado, y Eiden fue la victima. Esos son los últimos. - pensó Justin.
Ambos se quedaron callados, no podían hablar de lo sorprendidos que estaban por la pintura en sus cuerpos. Aquella atmosfera "romántica" que se llegó a filtrar al salón segundos atrás había desaparecido totalmente, mientras que ambos levantaban la mirada por primera vez, ella desde el suelo, y el aun estando de pie.
- ¡Idiota! - gritó ella.
- ¡Tu golpeaste la pared! - la culpó inmediatamente. - ¡Fue tu culpa!
- !tu fuiste el que me acorraló contra la pared!
- ¡Tu empezaste queriéndome quitar la llave!
- ¡Ahg! - gritó ella frustrada, mientras intentaba ponerse de pie, lo cual lo hacía a duras penas, ya que estaba resbaloso por la pintura. - ¡Idiota! - gritó, y como eco a la situación, alguien empezó a abrir la puerta. Eiden y ___ se miraron preocupados entonces: El Profesor vería aquel desastre, y sus comentarios no serían buenos.

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora