Luna tenía miedo, ella vivía con el miedo plasmado en la piel. Incluso, a veces, llegaba a pesar que las personas podían olerlo, como los perritos.
Pero Luna también sabía que las personas no eran perritos, no podríamos compararlos con semejantes animales. Qué avergonzadas deben sentirse esas colitas paradas y ojitas caídas cada vez que alguien en el mundo es llamado "perro" o "perra". Ser equivalentes a unos seres extraños sin corazón, eso le disgustaba muchísimo.
Luna transcribió el Corán, el antiguo y nuevo testamento junto con cada libro de Nicholas Sparks en un mensaje para Hugo. Pidiendo perdón por haber sido un cabra chica, por enojarse por cada estupidez, por intentar sacarlo de su casa a dar un vuelta al parque. Luna no quería estar enojada con Hugo porque sabía que eso significaba no más besitos en el cuello, y no más nanai en la cabeza. Y no más sonrisas, y no más calorcito en la guatita.
Esperó, esperó, esperó.
En línea, en línea, en línea.
Cinco, diez, quince minutos.
"¿Me podís mandar un audio? Es muy largo xd"
Le dolió el corazón, se le escapó el oxígeno del universo y se le cayeron los dientes. Luna, no seas tontita. A él no le importa si le escribes millones de cartas de amor, ni si te presentas en su casa con una pizza para dos, o si le tomas la mano cuando caminan. Debes caminar y seguir adelante porque él no tiene intenciones de seguir adelante contigo.
Así que toma tu maleta, mete tus novelas policíacas que tanto odia y ese polerón andrajoso que tanto te gusta, el té de limón y los cigarros y corre hacia el atardecer. Porque el atardecer escucha y comprende, porque no juzga y abraza. Luna, el atardecer es cálido como tu corazón.
No te sientas culpable por molestarlo. Sólo querías abrazarlo, y ese es tu problema. Quieres demasiado a las personas. Te encariñas tan rápido y luego llueves porque las personas son crueles y rompen corazones e hímenes. Es tu culpa querer demasiado a las personas incorrectas, dar todo a quien no merece nada. Correr por quien no camina.
Dar las piezas correctas a personas erróneas.
Tómate un respiro, fúmate uno y abre los brazos a lo que viene. Porque mereces a alguien que te quiera, no hoy, no mañana, pero algún día. Todos merecemos que alguien nos apachurre cuando tengamos frío y nos toque desenfrenadamente cuando estemos calientes, pero tiempo al tiempo. Quizás tropecemos con más Hugos la próxima semana pero tendremos que aprender a aguantar un poquito. Ya sabes: quiero, me caigo, me levanto. El piso es demasiado helado y hostil para quedarnos más de una temporada ahí.
Ven al silloncito y comamos Chocapic viendo los Simpson. Esta vez no hay besitos y corridas de mano, pero hay mantita y juguito de naranja. Así que confórmate con eso por ahora, Lunita, porque puede que la próxima semana no sea un Hugo el que esté en al ladito tuyo. Tienes que estar sola sola sola para disfrutar de verdad lo que es una buena compañía.
Aunque no sola sola sola, tienes que estar contigo
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Sólo por escribir algo.
Teen FictionPequeña selección de relatos cortos escritos en momentos de profunda tristeza, alegría, confusión, soledad, duda o incluso, aburrimiento. Soy de la fiel creencia que en los mejores textos nacen en momentos de emociones fuerzas, así que la emotivida...