Amy Willows maldecía a aquel adolescente que había vomitado en él porche de su casa. A sus 24 años aún no reconocía que en su adolescencia hasta había orinado en el porche de la secundaria a la que asistía, sin embargo siguió maldiciendo mientras limpiaba ese asqueroso líquido de aquel muchacho. Cuando su problema estaba resuelto, partió al baño apresuradamente para ducharse y alistarse, pues hace varios días tenía ganas de salir de compras por el centro de la ciudad.
Veinte minutos después se encontraba presentable para salir al tumulto de gente en las pobladas calles de Londres. Entró a su pequeño pero cómodo auto, cortesía de su padre antes de viajar otra vez por el mundo en su ¿Cuarta gira mundial? Ya había perdido la cuenta de las veces que su padre se encaprichaba por algún lugar en específico para aventurarse.
Joseph Willows era un atractivo hombre de 56 años, demasiado conservado, se había separado de su madre cuando ella decidió que su mundo y el de ella no encajaban, pues tardo 15 años en darse cuenta. Amy no sufrió su separación ya que con su padre constantemente fuera de su vista y su madre más salidora de lo normal era algo con lo ya había aprendido a vivir. Sin embargo sabía que sus padres no encajaban, pero el amor seguía estando ahí, muchas veces encontró a sus padres en medio de una romántica cena después de separados.
Sumergida en sus propios pensamientos Amy salió de su transe cuando aquel conductor furioso no hizo más que hacerle una grosera seña y sobrepasar su auto, cuándo recompuso su postura emprendió marcha al centro de Londres, no quedaba lejos pero decidió tomar con calma aquel viaje.
*
Luego de dos horas paseando y comprando una que otra chuchería Amy fijó su vista en aquel cartel neón que brillaba con intensidad sobre sus ojos.
Era una tienda de tatuajes.
De ella salían dos chicas a las que claramente la felicidad les brotaba de los poros.
Amy siempre pensó que hacerse un tatuaje requería de mucho tiempo pensando si sería una buena idea, pues es algo que estaría en su cuerpo permanentemente, para el resto de sus días.
Pero en ese momento no lo pensó dos veces cuando estiro su mano a la perilla de la puerta, eso provocó un suave tintineo de la campana que estaba en el marco de la puerta.
Un chico de rasgos fuertes y cuerpo extremadamente musculoso y grande se dio vuelta para observarla. Sin duda ella parecía muerta de la vergüenza, más su vestimenta la hacía ver como una chica de clase a la cual le repulsaban las transformaciones en el cuerpo.
"Hola" murmuró más para sí misma que para el. Su mirada se encontraba en el suelo. Quería que la tierra la tragase por haber entrado allí
"Hola linda, ¿vienes a hacerte un tatuaje?" Él sonrió de lado con una sonrisa coqueta.
Ella palideció al instante al escuchar esa pregunta. Había sido demasiado estúpida al entrar allí ¿para qué más seria entrar si no se hacía un tatuaje? ¿Para mirar de qué color son los pisos? Definitivamente no quería pasar aquel bochorno.
"Erm si, de hecho estuve pensando un tiempo en una frase en mi antebrazo izquierdo " aquello no era ninguna mentira, solo que nunca se había atrevido a entrar en una tienda de tatuajes.
"Muy bien linda ¿Y cuál es esa frase?" Volvió a sonreír.
"Nunca dejaré de bailar" Amy sonrió con vergüenza
"¿Así que una bailarina?" Él nunca perdió su sonrisa
"Si..." Susurró
"Bien, si quieres pasar por esta puerta" señaló una puerta con varios dibujos sobre ella. Amy sonrió asintiendo.
Cuando el chico estaba por emprender su camino detrás de la rubia una mano atrapó su brazo.
"Payne, deja este tatuaje para mí" Louis le dio una sonrisa torcida.
"¿Qué? ¿Estás loco?" Miro a su amigo
"No. Solo quiero hacer este tatuaje yo" rodó los ojos.
Liam Payne lo miró con desconfianza pero accedió al fin y al cabo el podría descansar.
Amy estaba sentada en esa especie de sillón que se encontraba en medio de esa sala cuándo la puerta se abrió mostrando a un chico claramente distinto al que había visto en el principio.
"Hola pequeña. Hoy seré yo quien te tatué" Amy frunció el seño al escuchar tal confianza.
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Knock Knock [Louis Tomlinson]
FanfictionElla no sabía que abrir la puerta podría cambiar su vida