Capitulo 8

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CHIKANE.

Himeko ni siquiera me dio tiempo de responder, tan solo puso la toalla en mi nariz y ocupando su otra mano afirmó mi cabeza. Yo podía sentir como la sangre aún escurría por mis fosas nasales mientras el tortuoso dolor estaba presente.

-No es normal lo que te está pasando – comentó con voz moderada mirando atentamente la toalla que ya estaba repleta de sangre.

-Siempre me pasa – dije algo mareada, agradecí estar sentada en la cama.

-Con mayor razón. Creo que lo mejor es que llamé a un médico.

-¡No! - musité enseguida – no me gusta.

-¿Entonces ni siquiera sabes si sufres de alguna enfermedad? - preguntó sorprendida y preocupada.

-quien sabe, realmente no me importa – mentí – ¿A ti te importa? - pregunté

-¿De qué hablas? - clavó su mirada en mis ojos al verse en parte sorprendida.

-¿Por qué estás acá? De seguro tienes cosas mejores en que perder tu tiempo.

-Por supuesto que hay un sin fin de cosas mejores que hacer que estar aquí...

-Entonteces vete – la animé con calma.

-No... Me quedaré hasta que se me pegue la gana – insistió.

-Yo quiero estar sola, Himeko.

-Nadie me asegura que no llamarás a tú reinado – apenas escuché esas palabras me paré de la cama y con ello me alejé de Himeko.

-¿Crees que estoy en condiciones de llamar a alguien? - pregunté ofendida manteniendo el lomo de mi mano en mi nariz.

-No quiero arriesgarme – mencionó confundida.

La sangre ya está parando – comenté agotada. Luego me giré y caminé hasta el baño para mirarme al espejo. Vi como parte de mi rostro tenía sangre seca así que lavé mi cara con agua helada. Himeko no demoró en seguirme hasta allí.

-No te mojes la cara, eso hará que la sangre vuelva a salir – aconsejó apoyada en el lumbral de la puerta.

-Gracias mamá, pero se lo que hago – dije con ironía.

-Eres testaruda...

-¿De verdad tendré que soportar tu presencia hasta que se te pegue la gana?

-Sí – respondió rápidamente.

-Himeko, en serio quiero descansar – comenté sin animo.

-Duerme, por mi no hay problema.

-¿Contigo aquí? No me arriesgaré.

-Yo no soy como tú, puedes dormir tranquila.

-Estoy pensando que quieres estar cerca de mí – dije a medio reír.

-Sólo en tus sueños.

-Estás celosa – aseguré.

-Definitivamente te has vuelto loca – ella se apartó del baño para ir al centro de la habitación. Esta vez fui yo quien la siguió.

¿Segura? - pregunté acorralándola lentamente contra la pared.

Ella retrocedió a mi compás sin dejar de mirarme a los ojos. Pude notar un sutil movimiento que hizo con su boca antes de terminar con mi cuerpo casi pegado al suyo.

-¿Qué estás haciendo? - su voz sonó entrecortada y nerviosa. Yo apoyé mi brazo en la pared para no dejarle escapatoria.

-Sabes que podría besarte en este momento – susurré en sus labios. Ella depositó sus manos en mis hombros pero no me apartó de ella – Pero no lo voy hacer ... Me desagradas – dije con rechazó y me aparté de ella con tranquilidad.

El destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora