Ella.
Todos asumieron ideas erróneas, todos pensaron que mi corazón se partía a pedazos por ella, que se estaba llevando mi alma consigo y dejaba un cuerpo vacío. En cierto modo era cierto, estaba muriendo.
Malditos idiotas. No era por ella. Nunca la quise.
Aquel depredador impulsivo llevaba cuatro letras en su nombre, tenía ojos adictivos, como el café, labios suaves y bondadosos, cabello castaño y manos grandes.
Era él.
—Debo irme.
—Cuando nos...
—No Zayn, no se repetirá, ya te lo he dicho.
Mentía, siempre lo hacía.
—Pero...
—Lo siento, Adiós.
Luego fingía que todo estaba bien, iba a su casa y cenaba con su esposa.
Ella decía "Gracias por venir, Zayn"
Yo respondía "Siempre es un gusto visitar a mis pacientes preferidos, le da mis saludos a Liam, cuídese."
Besaba su mejilla y luego me acostaba con su marido. Vaya mierda.
Pero al atardecer él estaba allí, llevaba un ramo de rosas rojas, tenía una camisa blanca con los primeros tres botones desabrochados y el saco colgaba de su brazo, luego se apoyaba en el umbral de la puerta y me miraba como si fuera una estrella fugaz, como si pudiera cumplir cualquier deseo que el quisiera.
—¿Puedo quedarme esta noche?
No.
—Peleaste con ella ¿Cierto?
—Zayn...
—Es suficiente Liam, ya no quiero esto, se supone que yo los ayudaría... yo...Tienes razón, esto debe terminar.
—No quiero que termine.
Al final siempre accedía, sus manos eran muy escurridizas y cuando tocaba mi rostro y se acercaba a mi oído susurrando poesía clásica, cuando su aliento cálido recorría mi mejilla hasta llegar a mis labios, simplemente me lanzaba. Y es que su boca era el paraíso, el sabor a miel y a tabaco, los movía al compás de la canción que sonaba en mi mente y se sentían melosos, mojados y sobretodo suaves. Caía sabiendo que dolería, pero me sentía tan ligero y limpio en el camino que nada de eso importaba ya.
Él tomaba cada suspiro que daba, besaba cada centímetro de mi piel con pura delicadeza, sus labios de fresa besaban mi cuello y luego... luego todo eran labios y besos, ojos oscuros y suspiros ligeros, manos calientes y gritos ahogados. Lágrimas reprimidas y mentiras lanzadas al viento.
Otras veces era salvaje, llegaba y me tomaba por sorpresa. Molesto y gruñendo cada vez que necesitaba aire y lo alejaba de mí "Eres mío, ¿Entiendes?" Yo asentía, porque no podía negarle algo en ese estado, no cuando él estaba tan cerca y sus manos tocaban mi cintura con brusquedad, no cuando me empujaba contra la encimera y me subía en ella haciendo que envuelva mis piernas alrededor de su cadera, no cuando mordía mi cuello y succionaba repitiendo "Me gustas tanto", me sentía irremediablemente dichoso al saber que tenia hambre de mí y no de ella, que me tomara con ansias exageradas, como si quisiera que fuésemos uno solo ...
Al fin y al cabo, ambos éramos humanos, ambos teníamos libre albedrío y siempre elegíamos esto.
Llamaba "esto" a las veces en las que él no venía ebrio, cuando solo venía a abrazarme y conversar sobre cualquier cosa, cuando traía palomitas de maíz y bombones. Entonces yo ponía una película y Liam colocaba su cabeza en mis piernas observándome acariciar sus cabellos, decía me mis pestañas era lo que más le gustaba de mí, aunque luego lo pensaba mejor y cambiaba de opinión, argumentando que mis labios eran el cielo y el infierno fusionados, que él podría pasarse días enteros solo besándome... hasta que decía "La dejaría, lo haría sino fuera por..." las siguientes palabras flotaban en el aire.
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It's You. || Ziam
ContoBesaba su mejilla y luego me acostaba con su marido. Vaya mierda.