Capítulo 1: Destierro/Muerte

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Continente de Asia, Reinado Dorado.

Hong Kong, China.

20 años antes.

-Mi señor, ya nació -me informa la sirvienta.

Mi corazón se acelera cada vez más y esa sensación de tener a mi primer hijo abunda y se retuerce por todo mí ser. Ese sentimiento de felicidad no se compara con más nada en esta vida.

Entro en la habitación donde se encuentra mi heredero o heredera y veo a mi esposa sollozar, no sé si es por felicidad o por temor, pero no le tomo mucha importancia a sus sollozos. En sus brazos no se encuentra el recién nacido y mi cuerpo estalla de tristeza y dolor... ¿Dónde estará mi pequeño? ¡Quiero verlo ya! Me impaciento. Lo busco con la mirada por toda la habitación y cuando lo veo se encuentra en los brazos de Ruth, nuestra sirvienta más joven del palacio. Me acerco a ella con pasos acelerados y su rostro al verme cambia por completo, de felicidad a temor. ¿Pero qué ocurre aquí? Mi esposa solloza y no tiene a nuestro hijo en sus brazos y Ruth cambia su expresión de un segundo a otro al verme.

-Quiero verlo -le informo a Ruth.

-Es niña -dice mientras me la coloca en mis brazos-. Está dormida -dice antes de retirarse de la habitación.

Al verla mi corazón se acelera mucha más que antes; su piel es blanca y suave, y su cabello es rubio llegando a plateado; sentir su calor atravesar mi piel y escuchar su frágil respiración me llena de felicidad y amor, un amor que es distinto al amar a tus padres o a tu querida esposa, es un amor que no tiene expresión ni palabras, es un amor único.

-Elizabeth -le susurró al oído-. Mi querida Elizabeth -repito.

Me siento en el borde de la cama y la veo fijamente dormir, es todo un ángel caído del cielo, ella vino a llenarnos de alegría y amor en este inmenso palacio vacío. Con el dedo pulgar le sobo delicadamente la frente y ella se retuerce, y empieza abrir lentamente sus ojos...

Y ahí lo veo todo, veo todo derrumbarse, todos esos sentimientos que llegue a sentir por ella se fueron en un abrir y cerrar de ojo, todo esto es una equivocación, ella no puede ser mi hija, ella no puede ser mi heredera, ella no es parte de este mundo, ella es una abominación, no es de este planeta, ni de esta ciudad y nunca lo será.

¿Pero como puede pasar? De dos personas de ojos dorados como puede salir esta niña de ojos violeta. Definitivamente ella no es mi hija. La coloca en la cama junto a su madre y camino alrededor de toda la habitación pensando en qué hacer con esta criatura, con esta bestia.

-¡Dios mío, no! -estrello una mesa de madera contra la pared-. ¿Por qué mi señor? -me arrodillo a llorar.

-Dios nos ha castigado de una fea manera -solloza mi esposa en la cama.

-Pero si no hemos hecho nada malo mi reina -me coloco a su lado y le estrecho su mano con fuerza.

-Lo se mi rey -seca mis lágrimas con su pulgar-. ¿Qué aremos con ella? -pregunta con tristeza.

Miro a Elizabeth dormida en una esquina de la cama y el dolor en mi pecho se hace más grande. Suspiro.

-Tengo una idea -le digo a mi esposa-. Ruth -la llamo a gritos.

-Dígame mi señor -dice al entrar a la habitación.

-Agarre a la bebe, su nombre es Elizabeth.

-¿Por qué mi señor? -pregunta preocupada.

-El reino ni los reinos cercanos se pueden enterar de Elizabeth, sería una ofensa tener a alguien como ella en nuestro reino -le informo.

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⏰ Última actualización: May 29, 2016 ⏰

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Elizabeth. [DTT: Fantasía]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora