Mutilación. Fase 2.

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Supongo que era falso.

Una vez escuché que cuando tocas fondo en el subsuelo de tu miseria tu mayor consuelo es el hecho de que solo tienes un camino ascendente que te obliga a resurgir. Pero nunca mencionaron que quizás había un segundo piso más abajo, una situación distinta que te pudiera sodomizar aún más que la anterior hasta tal punto de hacer tu cuerpo reaccionar y congelar la parálisis emocional de tu propio inconsciente. Y justo en este momento me estoy dando cuenta de lo maquilladas que suelen ir estas frases tan engalanadas e inspiradoras, y de la desgarradora contusión que ellas mismas te propinan al revelar tan nauseabundo maquillaje.

Porque me encuentro "en proceso".

Y no sabría razonar con coherencia sobre cuantos días más durarán estos enfermizos temblores, esta afonía velada en sadismo, pues mi dispersada voluntad me ha atravesado con su filosa demencia por la espalda y ahora mis dedos escriben palabras silenciando los últimos restos de mi translúcida cordura. Ya no puedo hablar por mí misma sin que esas castas respuestas indiferentes se coagulen en mi garganta, ya no puedo hacer más que disfrazarme con una actitud animada y una mueca sonriente para no levantar la aprensión de quienes me rodean, todo para luego, una vez hostigada por la soledad, sentir cómo la impotencia se abalanza sobre mí dejándome con los labios mordidos y mi mente se llena de dudosas conjeturas tan satíricas como las abundantes lágrimas cristalinas que mutilan la vulnerable tez de mis pómulos.

Pero yo creí estar acertada.

Tenía fe en que una vez terminara ese suplicio en el que se había convertido su actuación todo volvería a ser como hace unos meses, cuando no importaban los sentimientos inseguros ni los tratos ocultos con otras personas, únicamente los lazos de una buena y fuerte amistad y las sonrisas que ambos nos sonsacábamos a cambio de presenciar la sincera felicidad del otro. Mas no solo su indiferencia es la que ha traspasado esa fina capa de virtud y continencia que revestía la alienación de mis emociones. Pensamientos morbosos, preocupaciones nocivas, todo retorcimiento que pudieran insinuar sus cándidos subconscientes, alimentando mi ánimo, confinándome en mi disturbio, sin ser capaz de persuadir esta grotesca fantasía ni evadir las putrefactas ilusiones de mis pesadillas.

Y no quiero seguir delirando.

Quiero romperme en pedazos, cortar mi piel, inyectar mis remordimientos entre los pálidos y níveos hilos de mis rasguñadas y abiertas cicatrices, cualquier cosa que me devuelva a la realidad y me destierre de este agónico y descompuesto mundo, en el que mi tenacidad me fuerza a aislarme del resto y mi obstinación acuchilla las intenciones de quienes aún esperan mi contenido regreso. Y mientras intento envolverme entre los cálidos y suaves pliegues de mis ceñidas esperanzas disociadas, permaneceré paralizada ante las inhumanas imposiciones e insanos abusos de mis deseos paradójicos, mutilando mi debilitado cuerpo con las cristalizadas hojas mordaces de mis viciosas súplicas a raíz de una cruel promesa sin relevo.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2016 ⏰

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