Capítulo 1: Hastiado

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Prólogo

Entonces ya, al borde de que esto acabase, entonó en voz alta:

"¿Por qué todo se ve tan oscuro? ¿Por qué siento tanto frio? El suelo se está comenzando a entibiar, que fortuna. La temperatura de mí cuerpo está ascendiendo. ¿Por qué me siento así? ¿Por qué?"

"Maldito humano y su egocentrismo, que se vanagloria y no piensa en la gloria de lo que no sea él mismo."

Capítulo 1:

Hastiado.

20 de marzo del 2016.

Mi nombre es Lautaro, tengo 23 años. Vivo en Uruguay. Desde el día 15 de marzo del 2016, comencé a estar sumido en un vacío existencial, en un hastío demencial. Mi vida para mí ya no tenía sentido. Estaba muerto por dentro, cansado de la monotonía de mi vida. Nada podía cambiar el aburrimiento, el cansancio que tenia de mi vida. ¿Cuál es el objetivo de la vida? No lo comprenderé jamás. Hace rato ya pienso qué no tengo nada más en la vida más que trabajar, comer y hacer otras actividades básicas como mirar televisión y esas cosas. Esto no tiene que ver con temas amorosos, ni mucho menos. Solo que ya lo qué hago día a día me parece demasiado monótono. Cuando salgo a caminar, parezco lobo solitario qué va sin rumbo. Me paso el día sentado, viendo como otros viven experiencias maravillosas y los comparo conmigo, soy una mota de polvo ante ellos. Quiero cambiar mi vida, pero no sé cómo hacerlo. Me siento el fracaso personificado. Estoy en mi casa, sentado, pensando en lo que puede ser mi vida en este momento, estar caminando bajo la lluvia con alguien, ir de vacaciones con alguien, o tal vez algo tan simple como compartir una bebida o una charla interesante sobre libros y películas. No pido mucho, pero la vida no me da lo que pido. En fin, son las 9:00 pm y no tengo nada más qué hacer. A estas horas, me gusta caminar por la noche, ya que todo está más tranquilo, o al menos por esta zona. Y me dan más ganas de pensar estando solo y no con el molesto ruido que causa la gente con sus autos, sus animales o con sus bocas.

Abro la puerta, y luego la cierro, asegurándome de que esta esté con llave. Comienzo a caminar como siempre, sin rumbo, sin ganas de nada. Cansado de todo. Camino durante 30 minutos, más otros 20 adicionales para volver a mi casa. Al llegar, oigo como el viento ulula con los faroles de la calle. Levanto la mirada hacia el cielo, para encontrar que esta por llover. Cansado ya de este día, decido prepararme la comida y acostarme.

21 de marzo del 2016.

Otro día más, aburrido para mi vida. Me levanto de mi cama, son las 7:00 de la mañana. Me baño, preparo mi desayuno y me alisto para ir al trabajo. Abro la puerta, y nuevamente me aseguro de cerrarla con llave. Me dispongo a caminar hacia mi trabajo.

8 horas más tarde.

Terminada mi jornada laboral, me dispongo a volver a mi casa. Intentando encontrar una excusa para perderme por las calles, para cambiar el aburrimiento de mi vida. Llego a mi casa, sin haber encontrado nada, lastimosamente. Entro a mi casa, cierro la puerta con llave y las dejo en la cerradura. Simplemente voy hacia mi cama, me tiro encima de ella y me duermo.

6 horas después.

Me despierto, me fijo la hora y son las 9 pm nuevamente. Suelto un suspiro largo y me levanto. Voy directamente hacia la puerta, la cierro con llave y como de costumbre salgo a caminar. Pasan los 30 minutos diarios y decido volver a mi casa. A unas cuantas cuadras de mi hogar, oigo un grito. Pienso durante un momento si ir hacia la fuente del ruido o no. Pero no lo dudo, comienzo a correr hacia dónde provenía aquel grito, y estando ya cerca de donde este se produjo, comienzo a caminar sigilosamente. En un callejón, veo a un tipo forcejeando con una mujer, esta parecía de aproximadamente 20 años. Puedo observar que está llorando, me decido acercarme hacia el tipo por detrás. Estando lo suficientemente cerca, noto que tiene un arma en su mano derecha, pero de igual manera, no titubeo. Lo sostengo fuertemente de su cuello con la ayuda de mis dos manos y lo estampo contra el suelo, pateo su mano derecha, para que suelte la pistola y afortunadamente lo logro. Me giro unos segundos para ver a la señorita y la veo agachada, en posición fetal y llorando. Devuelvo mi mirada hacia el tipo y empiezo a golpearlo repetidas veces en la cara, hasta que este perdió el conocimiento. Me giro nuevamente hacia la mujer y un tanto agitado, le pregunto.

-¿Te encuentras bien?

Titubeando, me observa y me responde:

+ S-sí...

Sin creerle, le pregunto nuevamente:

-¿Estás segura qué estás bien?

Se queda en silencio durante unos segundos, para luego levantar su mirada hacia mis ojos, y romper en llanto. Veo el cuerpo desmayado de aquel tipo osado que atentó contra la seguridad de la mujer, y reviso en sus bolsillos. Logro encontrar un celular y dinero. Vuelvo a mirar a la mujer, y le pregunto:

-¿Esto es tuyo?

Aun llorando, asiente con la cabeza. Llamo al 911 y le comento la situación. Una patrulla viene en camino para registrar al tipo. Vuelvo a mirar a la señorita y le digo:

-Ven, vamos a mi casa.

La señorita se levanta del suelo, y asiente con la cabeza. Extiendo mi mano derecha hacia ella, y esta la sostiene suavemente. Comienzo a caminar hacia mi casa lentamente, como para que ella pueda ir tranquila. Llegando casi, frena, me mira y me dice:

+Gracias.

Suelto una pequeña risa, y le respondo:

Ya hablaremos de eso cuando lleguemos a casa.

Llegamos a mi casa por fin, abro la puerta y la hago pasar primero. Entro, y me aseguro nuevamente de cerrar la puerta con llave, esta vez, las dejo en la mesa. Invito a la señorita a que se siente, y voy hacia la cocina a preparar dos tazas de café. Los serví rápidamente gracias a que tenía una cafetera y solo había que meter el agua caliente. Pongo la taza de café caliente en la mesa ratona, frente a donde ella estaba y comienzo, por así decirlo, una especie de interrogatorio:

-¿Podrías decirme tu nombre?

Ella, tímida y todavía un poco asustada, me respondió, con la mirada baja:

+Romina. ¿Cuál es el tuyo?

La observo durante unos segundos, y respondo:

-Lautaro. ¿Qué hacías caminando tan tarde por la calle?

Ella, un poco triste, me miró a los ojos esta vez y me respondió:

+Me gusta caminar a esa hora en la calle. Me relaja.

Solté una leve risa.

-A mí también me gusta, así que no te culpo.

Dije, correspondiendo su mirada.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2016 ⏰

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