Capítulo 1

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Delilah caminaba a paso lento tomada de la mano de su hermana menor, la cual se encontraba desanimada.

—¿Me dirás que te sucede? —Preguntó la chica de ojos grises.

—Ya no quiero ir a ballet —respondió Rose con tristeza.

—¿Por qué? Creí que te encantaba bailar —comentó preocupada deteniendo su caminata.

—Ellas me molestan, dicen que lo hago mal y que no soy lo suficiente —contestó con ojos cristalizados.

Delilah se puso a su altura con una mirada de compresión.

—Siempre habrá personas que intenten detenerte, pero no debes permitirlo —dijo poniendo un mechón de su hermana tras la oreja—. Yo confío en ti Rose, sé que lo haces bien y no debe importarte lo que ellas digan.

La pequeña sólo reaccionó a darle un gran abrazo que fue correspondido.

—Es más, me encargaré de darles una lección —agregó sonriendo.

—Te quiero Delilah —susurró.

—Y yo a ti.

Aquellos ojos curiosos del chico seguían contemplando a la muchacha, su actitud comprensiva con un toque de diversión le llamaba aún más la atención.

Pensó y pensó en un buen plan para poder acercarse a ella y claro que lo tenía, idear planes era pan comido para él.

—¿Otra vez? —Se sobresaltó.

—¡Jack, deja de aparecer así! —exclamó molesto.

—Lo siento, pero me gusta asustarte, ¿ya tienes tu plan? —preguntó curioso.

—Si, pero no será ejecutado hoy —respondió con una sonrisa algo siniestra.

Aún tenía cosas por pensar, por lo que decidió darse un día más de plazo para ponerlo a prueba seguro de que iba a funcionar.

¿Qué podría salir mal?

~*~

—¿Lista? —Preguntó Delilah asomándose por la puerta de su hermana.

—Muy lista —contestó feliz caminando hacia ella.

—Vamos niñas, se hace tarde —dijo Katherine, su madre.

Las tres subieron al auto en dirección a la escuela de ballet a la que Rose asistía los sábados.

—Pasamos por ti luego, ¿sí?

—¡Espera! Debo hacer algo antes —interfirió Delilah para después bajarse junto con Rose dejando a su madre confundida.

Caminaron hasta la entrada, la profesora estaba hablando con algunos padres mientras que las niñas estaban juntas en otro lugar.

—Hola niñas —saludó Delilah—. Me enteré de que molestan a mi hermanita y eso no me gusta.

Las niñas la miraron hacia arriba con temor, quizá tendría problemas con sus padres luego, pero no le importaba con tal de que su hermana estuviera bien.

Todo se resuelve hablando.

—E-Eso no es cierto —respondió una de las niñas, en un intento fallido de parecer convincente.

—Sea cierto o no, quiero dejarles en claro que ella no está sola y para la próxima no seré tan amable —concluyó dejando a su hermana más que orgullosa.

—Nos vemos luego —se despidió para después salir de ahí asegurándose de que su hermanita estaría bien.

—¿Sucede algo? —Preguntó su madre poniendo el vehículo en marcha.

—Rose tuvo unos problemas con las otras niñas, pero todo está bien —contestó poniéndose el cinturón de seguridad.

—¿Qué hiciste, Lilah? —Quiso saber con una mueca de diversión.

—Sólo la defendí, de buena manera —respondió sonriente— ¿A dónde vamos?

—Compraremos cosas para la fiesta de Rose, es la próxima semana —dijo con la vista fija en el camino.

—¿Papá estará? —Preguntó con ilusión.

—Dijo que hará todo lo posible.

Katherine se estacionó en un lugar libre para después bajar junto con Delilah y poner alarma al coche.

—¿Te parece si yo voy por los decorativos y tú por el regalo? —Delilah asintió y recibió dinero por parte de su madre.

—Te llamaré cuando tenga todo listo. —Sin más que decir, se volteó y caminó hasta una de las tiendas.

~*~

La noche había caído, fría como todas las noches de invierno, haciéndola más acogedora.

El castaño caminaba a paso lento, esta vez sin compañía o así lo creía él. Salió del espeso bosque sin perder su ritmo.

Se detuvo frente a una casa celeste, miró por la ventana a través de sus goggles anaranjados, asegurándose de no ser visto. Ahí estaba aquella chica de ojos grises, su cabello castaño claro estaba recogido en una coleta y vestía de forma abrigada.

Cada movimiento, cada gesto y acción por parte de la muchacha le inquietaba un poco, lo hacía ponerse ansioso y quería iniciar su plan lo más pronto posible.

—De nada —habló una voz a sus espaldas.

—Jack —suspiró—. Gracias.

Claramente Jack era más sigiloso por lo que lo ayudó con este tema, ya que los compañeros de Toby tenían "otras cosas que hacer".

—¿Estás seguro de que va a funcionar? —cuestionó Jack caminando junto con Toby de regreso al bosque.

—Claro que sí, Delilah no sabe lo que le espera —respondió sonriente.

—A veces me asustas y yo soy un fantasma —comentó pensativo pateando una pequeña roca.

—¡Me asustas todo el tiempo! —Exclamó logrando una risa por parte de su amigo.

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