VI

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*** 1ª parte ***

Luhan se queda mirando al monstruo con horror y miedo. No está seguro de que sea real, pero lo parece. Sus rugidos también, e incluso sus ojos enrojecidos moviéndose de Xiumin hacia Luhan. Pero aun así, no sabe qué creer, quizá porque sabe que criaturas así no existen, que lo que aparece frente a sus ojos sólo puede darse en las películas.

Pero ahí está ahora, frente él.

—¡¿Qué coño es eso?! —pregunta Xiumin a su lado.

—No lo sé —Luhan vigila los movimientos del monstruo y ve que avanza lentamente hacia ellos.

—Luhan... —comienza a decir Xiumin, retrocediendo—. ¿Qué sabes hacer?

—¿Cómo? —pregunta Luhan confundido.

—Esto es una prueba, ¿no? —dice Xiumin.

—Bueno, ¡desearía que fuese una prueba! —grita cuando ve que el monstruo comienza a acelerar el paso—. Xiumin, ¡¿qué hacemos?!

Pero éste no logra responder a la pregunta, ya que el monstruo se abalanza sobre él. Xiumin se lanza al suelo, evitando que las garras del monstruo lo alcancen.

—¡Xiumin! —grita Luhan. Su compañero se levanta y corre hacia él.

—Estoy bien —dice entre jadeos—. Pero pronto comenzará a atacarnos en serio.

Luhan observa cómo el monstruo sacude la cabeza en su dirección, con la saliva goteando entre sus dientes afilados.

—Luhan, ¿puedes paralizar cosas? —pregunta Xiumin sin apartar los ojos de la criatura.

—¿Qué? —se gira para mirarle.

—Yo intentaré congelarle las patas —dice Xiumin—. Necesito que lo retengas. Haz que deje de moverse.

Luhan mira al monstruo, que se dirige hacia ellos.

—Luhan, ¡necesito una respuesta ahora!

Él asiente.

—Sí, ¡lo intentaré!

Al escuchar su respuesta, Xiumin corre hacia el otro lado del monstruo y centra su atención en sus patas.

—¡Luhan! ¡Ahora!

Luhan estira los brazos frente a él, dirigiendo las palmas hacia el monstruo e intentando contenerlo. Parece como si el animal hubiese golpeado una pared y estuviera intentando derribarla, pero Luhan centra toda su atención en paralizarlo. El chico siente como si estuviese empujando contra algo y, a pesar de que comienza a notar un fuerte dolor de cabeza, no cede.

—¡Xiumin! —grita.

—¡Ya casi estoy!

Luhan desvía parte de su atención hacia Xiumin sin dejar de perder la concentración en el monstruo, que ahora está furioso por no poder atravesar la pared invisible. Xiumin corre por entre las patas del monstruo y lo congela al instante. Luhan se percata de que su compañero ha evolucionado más rápido que la mayoría de ellos; ahora es capaz de congelar grandes objetos sin que le ocurra lo mismo a sus manos, como antes. El monstruo ruge de nuevo, con las patas casi congeladas, y golpea la pared invisible de Luhan con sus zarpas. Éste siente como si alguien acabase de golpearlo en la cabeza con una botella y se encoge en el suelo, mareado.

—¡Luhan! —grita Xiumin; pero éste se incorpora rápidamente y vuelve a estirar los brazos para evitar que el monstruo se mueva, mientras intenta con todas sus fuerzas no perder la concentración. La criatura ruge ferozmente de frustración, pero Luhan es capaz de controlarla.

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