Departamento 42B.

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Fué así como Claudíus regreso a su apartamento después de despedir a su guía de ciudades nocturnas en la ambulancia de la morgue. Antes de entrar se limpio los pies en el tapete de la puerta se asomó por el cerrojo y vio a "gato" acostado en el sofá, como siempre tenía un libro entre las piernas y una bolsa de frituras con queso tratando de escapar de su mano izquierda, perdido en un sueño profundo, no se dio cuenta cuando Claudíus le cambiaba el vendaje de la otra mano.
A la mañana siguiente Claudíus  despertó con el aroma de los  hot-cakes  bañados en miel, se estiró para  desprenderse de la somnolencia matutina y camino hacia el comedor.

-Buenos días Claudíus- se escuchó al otro lado de la puerta.

-Buenos días Lazló- respondió Claudíus.

-ya están listos, ¿quieres uno?-preguntó Lazló.

-aún no tengo hambre, sigo pensando en Anjolí-

-ya me contaron los vecinos, una pena de verdad terrible la que debiste sentir, hermano mío, lo siento mucho por la vieja y por ti, se cuanto la apreciabas-

-no deberías preocuparte, ella lo deseaba más que otra cosa en el mundo- dijo Claudíus mientras se llevaba un panecillo a la boca y se aproximaba a la ventana. -de cualquier forma ella siempre odio el atún en aceite.-

Lazló lo miró unos segundos luego el ruido de la ventilación despertó a todos los inquilinos del edificio, y la chica del 35.F puso "lo mejor del 2005"  para todos los vecinos.
Después de unos minutos Claudíus se sentó en la silla junto a la mesa y dijo:
-Podrias por favor decirme ¿En que líos te metiste ahora y por que razón tratas de evitar que lo note haciéndome panecillos en la mañana?

-¿Qué líos? Preguntó Lazló con la boca llena de panquequés.

-tu mano, idiota-

-¡ah! Eso, fue caridad cristiana, esto- dijo levantando la mano vendada -es solamente lo que pasa cuando te apiadas de un  pobre diablo con más cicatrices en el brazo que suciedad en las manos- luego siguió comiendo con la mano izquierda.

Claudíus lo miró con desapruebo, levantó una ceja y siguió comiendo. Por supuesto, dedujo la escena  mientras gato se la contaba y no le preguntó más.

-Y el desayuno, es por que no me agradas y te quiero ver gordo para que Cecilia te mande al carajo y me ponga serenata a mi-
Añadió gato mientras bebía un vaso de leche.

Claudíus no contuvo la risa -pasame la miel- dijo por fin.

-no hasta que me prometas que vas a regresarle su bastón a  Anjolí-

-Anjolí ya no lo necesita, no necesita siquiera piernas a donde se fue, además me da un toque de ¡clase!- dijo detrás de un guiño.

- si, imaginó la "clase" de "clase" que proporciona el Viejo bastón de una prostituta liciada muerta- dijo Lazló.

"Los del 42.B"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora