Observo por la ventana ¿a caso estoy perdiendo la poca cordura que me queda? me pregunto.
Suspiro contra el cristal empañándolo con el poco aliento que queda... mis pulmones llenándose de aire, mi corazón latiendo...
¿porqué hacen eso? ¿A caso no se dan cuenta de lo que causan? me mantienen con vida casi a la fuerza sin que yo pueda hacer nada al respecto, observo mi reflejo... parece algo turbio.
La lluvia que cae al otro lado de esta insípida pared hace que sea así
-como quisiera estar del otro lado- exclamo con ironía.
Me resguardo de la lluvia contra mi voluntad, recuerdos de cuando solía ser feliz me invaden y saben a melancolía, pienso demasiadas cosas y aún así no hago nada, sólo me mantengo ahí frente a la ventana completamente inerte, con sólo las reacciones fisiológicas funcionando y provocándome mover inconscientemente, algo tan simple como pestañear se vuelve un martirio, pues quiero observar como las gotas caen sin perder detalle, pongo atención a mi respiración, y me concentro tanto en ello que comienza a volverse anormal, los latidos de mi corazón se vuelven fuertes, pero el sonido de la lluvia lo es aún más.
Autos pasan y pasan al igual que personas por la acera, sin percatarse de mi existencia al otro lado de éste simple cristal.
Mi cabeza se llena de tantos pensamientos que no llegan a ninguna parte, no puedo enfocarme en uno solo... aunque lo intento... lo he estado haciendo quizá por demasiado tiempo sin llegar realmente a nada. ¿Cómo es que el resto sólo vive? quisiera entenderlo, yo no podría hacerlo, hay demasiadas dudas dentro de mi mente que deben ser contestadas, pero nadie podrá hacerlo excepto yo.
Las ráfagas son tan fuertes que me hacen quedar a oscuras, pero estoy tan perdida viendo hacia afuera que apenas me percato.
Caen rayos hasta el suelo, de tales colores inimaginables.
Todos los eluden entre prisas mientras yo permanezco ahí y los observo completamente extasiada...