Asco.

36 3 2
                                    

Apago la luz y enciendo una vela. Me quito los pantalones rápidamente, dispongo a desabrocharme la camisa a la misma velocidad pero no puedo, una pequeña imperfección en mi recién pintada pared rosa me tiene presa. Algo tan insignificante para cualquiera, tiene puesta mi atención 15 minutos, descalza, semidesnuda y muerta de frío.
Una ambulancia que pasa por mi calle rompe el silencio que tan embobada me tiene, y aun así la miro. Veo en ella algo que jamás creía poder ver. A mi. Me veo.
Era una pequeña grieta que rompía la armonía del conjunto.
Le sonrío y me quito el sujetador, este cae al suelo y noto como uno de sus tirantes me roza los dedos del pie derecho.
25 minútos parada frente a esa diminuta brecha.
Me recojo el pelo sin perderla de vista por miedo a que se me olvide donde está situada y eso me haga tener que volver a encontrarla. No me importaría hacerlo pero no quiero.
Entonces, un escalofrío me recorre la espalda y me doy cuenta que llevo allí demasiado tiempo.
Estoy cansada. Qué frío, pienso. Me meto bajo las sábanas y me cubro entera.
Cierro los ojos desesperada, como cada noche, para ver si me duermo antes de que todas mis penas vuelvan a visitarme.
Pero parece que es imposible.
Me giro y veo que la vela sigue encendida. Meto el dedo en la cera líquida que hay alrededor y lo huelo. Melocotón. Uno de mis aromas favoritos.
De nuevo, un escalofrío. Esta vez de pies a cabeza.
Debería descansar.
Apago la vela. Miro hacia el techo, cierro los ojos y apareces tú.
Todo esto se resume en que me asquea pensarte. Ew.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 21, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Noches.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora