No todo es como piensas

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La persona más especial...
Todos en el mundo tienen algo que estiman mucho, un objeto, una canción, una película, un poema, una persona, algo que se tornó significativo por alguna razón, algo que nos alegra sin importar cómo nos encontremos emocionalmente, algo que te da vida...

Para mí era mi mejor amigo, irónicamente lo conozco desde que somos pequeños, él y yo lo hacíamos todo juntos y el cariño de amigos se volvió algo más hace un par de años...
Mi vida estaba en un punto perfecto, comencé la universidad y conseguí un trabajo a medio tiempo, me mudé a un apartamento con mi amigo quién era ahora mi amante también, yo estaba muy feliz, todo empezaba a tomar forma en mi vida.

Él nunca me presentó a sus demás amigos después de que nos volvimos algo más, él se volvió celoso y eso me causaba gracia, no supuse que fuese de mucha importancia porque no parecía merecerlo, ¿Qué más da, que me cuide un poco? Además nadie necesitaba saber de nuestro noviazgo.
Él tampoco me involucró más en sus problemas, no me pedía ayuda y rara vez me enteraba de las malas situaciones que ocurrían, empezó a ocultar sus cosas de mi, yo suponía que era algo que simplemente yo no necesitaba saber o quizá a él le daba vergüenza tener que pedirme ayuda.
No le veía nada malo a nuestra relación, pues aunque tuviese algunos fallos se que no hay nada perfecto, además él no me monopolizaba y dejaba que hiciera lo que se me antojara.

Quizá estos fueron mis errores, algunos de ellos más bien...

Recuerdo bien el día que él dejó de ser la persona más importante para mí y me da tristeza, pero no puedo dejar de recordarlo...

Era viernes, él llegó muy tarde al apartamento que compartíamos, él estaba frustrado por una mala «situación», estaba enfadado y me dijo que lo acompañara a resolver el problema.
Me sorprendió que me buscara para que lo ayudara, así que me sentí muy feliz y decidí acompañarlo.

—Soy tu amante pero también soy tu amigo, te ayudaré en lo que pueda —Le dije. Necesitaba que él recordara eso.

Él me sonrió entristecido y asintió levemente, sinceramente no entendí el porqué lo hizo en ese momento.
Antes de irnos me besó con un deseo que no había sentido en mucho tiempo, un verdadero beso, me abrazó fuertemente como si no quisiera soltarme y acarició mi cabello mientras veía mi rostro, como si estuviese despidiéndose...

Subimos a su auto.
Me dijo que no debía llevar mi teléfono, ni mis llaves, que me mantuviera en silencio y que hiciera todo lo que él me pidiera.
Cuando me dio estas instrucciones, empecé a dudar y a pensar con mayor detenimiento en ¿Qué clase de problema era? Él no lo mencionó, tal vez debí preguntarle por qué necesitaba mi ayuda.
Llegamos a un lugar oscuro, alumbrado vagamente por un poste de luz tenue que estaba bastante apartado de la calle principal. Había un auto negro estacionado ya ahí, me dijo que lo esperara en el auto, que él regresaría rápidamente.
Él se acercó al auto que estaba estacionado, dos hombres con traje negro, un hombre con traje blanco y un chico de no más de 16 años igualmente con un traje blanco salieron del vehículo.
Hablaron por un breve momento, mi amigo apuntó con su dedo al auto en el que me encontraba y entonces el hombre de traje blanco le entregó un maletín y estrechó su mano.

Él hombre de traje blanco hizo unas señas a los dos hombres de traje negro, estos asintieron y empezaron a acercarse al auto, acompañados de mi amigo, quien abrió la puerta del auto del lado que yo ocupaba y al instante me pidió que bajara de este, con bastante temor recordé lo que mi amigo me dijo y seguí su instrucción, bajé del auto.

—Adiós —Dijo sin expresión alguna.

Abrí los ojos por sorpresa, ¿Por qué me decía eso? No me dio tiempo de hacer nada, los hombres con traje negro me aprisionaron y me forzaron a inhalar un paño blanco, con sabe dios que sustancia, instantáneamente las cosas se pusieron borrosas y después todo se volvió negro.

La persona más importanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora