Nunca Arrojes Tu Cabello, En La Calle

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El año 2013 no fue un gran año para mi familia y para mí. Tras haber quedado huérfano, el resto de mis parientes y yo decidimos mudarnos a otro País; por razones personales no les mencionaré a cuál.

Les contaré esto para que tengan cuidado; a pesar de ser casi una historia de terror de esas que solo en los libros o en páginas de Internet se encuentran, les puedo asegurar que es real.

Era una mañana de diciembre, para ser exacto el día 22; mi familia y yo nos disponíamos a pasar la Navidad fuera de la ciudad. Tomamos las cosas necesarias y tomamos rumbo a un pueblo del que mi padre siempre hablaba, decía que el creció ahí, tenía un familia ahí, y que la vida en el campo es más bonita que en la ciudad. Todas esas cosas que quizá algunos, de testamos de los padres. Al llegar a pueblo me sentí muy enojado, habíamos recorrido un buen tiempo hasta ahí y lo que vi realmente me enfurecía.

Casas muy rústicas hechas de barro, y por cierto, de las que solo habían unas veinte o algo más. Mi teléfono celular no mostraba señal, y era obvio que no había Internet. Miré al cielo, y en mi mente solo decía "solo 5 días, solo 5 días". Mi padre, al ver mi expresión, me dijo:

-Anímate, hijo, mira: tus hermanas están felices. ¿Acaso no respiras el aire fresco? ¿Acaso no ves lo hermoso del paisaje que tenemos?

-OK, está bien, trataré de no morir del aburrimiento... -Le contesté.

Luego me fui a sacar mis cosas del coche. Poco después, mi padre se encontró con uno de sus tíos, o primos, qué se yo. Lo único que hice fue presentarme y jugar con mi celular. Sí, por suerte tenía juegos.

Eran ya las 10 de la noche y mi padre vino al lugar donde nos estábamos alojando con cinco platos de comida para toda mi familia. Al probarlo, casi vomito. No era ese sabor de la ciudad, sabía muy raro; lo único que hice fue poner el plato en el suelo y echarme a dormir. Ya para el día 24 en la noche, estaba algo calmado y resignado, tenía que pasar Navidad ahí. El tío o primo de mi padre era muy amable y parecía una buena persona.

Ya para las 10:00 pm mi madre soltó su cabello y empezó a peinarse. Le pregunte por qué hacia eso, y solo me dijo: "Me siento incómoda, nada más".

El primo o tío de mi padre le dijo a mi madre que por favor, no botara sus cabellos por la calle ya que eso es peligroso por esos lugares, y se fue a traernos la cena. Mi madre, sin hacerle caso, juntó lo que sobraba de su cabello del peine, ese que a veces queda cuando nos peinamos, lo cogió y abriendo la ventana, lo botó... NUNCA DEBIÓ HACERLO.

Eran aproximadamente las 11:58 p.m.; había algo de música, comida, etc. En el momento en el que todos nos saludábamos por la llegada de la Navidad, vi una sombra pasar por la ventana de la casa: no sabía que era, pero sentí que no era algo normal y que su presencia me causaba terror, así que decidí ignorarlo.

A la mañana siguiente, desperté y recordé esa cosa que pasó por la ventana, moví la cabeza y decidí olvidarlo. Mi madre estaba algo mal y mi padre, preocupado por la salud de ella, decidió que todos volviéramos a nuestra casa. Yo, contento de la noticia, solo alisté mis cosas y fui rumbo al coche, entre ahí, me puse los audífonos y vi a mi padre traer a mi madre casi ya cogiéndole entre sus brazos.

-No pensé que fuera tan grave. ¿Qué le sucede? -Dije. Mi padre la metió al coche y casi sin despedirse, lo encendió y nos fuimos. Desde que salimos hasta llegar al hospital, mi madre no podía dejar de vomitar. Al llegar mi padre salió con mi madre; mis hermanas y yo esperamos en el coche, ellas empezaron a llorar. Son Tania y Jazzy de 4 años y 2, respectivamente. Lo único que podía hacer era calmarlas.

Pasaron aproximadamente dos horas y mi padre volvió, me dijo que mi madre estaba hospitalizada por algún mal, algo que le chocó en el pueblo hizo que se pusiera así. Nos fuimos a casa; mi padre por alguna razón decidió dejar a mi hermanas con mi tía, la hermana de mi madre. Le contó lo sucedido y de inmediato se hizo cargo de mis hermanas.

Me levanté con los llantos de mi padre en la sala, miré el reloj y eran las 3:14 a.m.; bajé y le pregunté:

-¿Qué pasó? ¿Estás bien? -Mi padre solo me miró, con un mar de lágrimas en su rostro.

-No te dejaré nunca, ni a ti ni a tus hermanas; las tendré hasta mi muerte -Dijo, y me abrazó fuerte. Me quedé helado y por fin continuó.- Tu madre acaba de fallecer.

Lo único que hice fue abrazar a mi padre, y luego llorar y llorar.

Mi padre me sentó en el sillón y me dijo que tenía que ser fuerte, y que lo esperara un momento pues haría unas llamadas. Estaba secándome las lágrimas cuando en ese momento, vino a mi mente esa sombra extraña. Algo tenía que ver, no sabría cómo decirlo, pero era algo que yo sabía que se relacionaba directa o indirectamente con la muerte de mi madre. Me acordé del familiar de mi padre, que le dijo a mi madre que no botara su cabello, por algo que ya no recordaba bien en ese momento...

Después de enterrar a mi madre, el médico llamó a mi padre para explicarle sobre algunas cosas sobre la muerte de ella. Vino una tarde a mi casa y le enseño una fotos, me escondí en la cocina y oí al médico decir: "muerte súbita", "muerte anormal" y términos de médicos. Vi a mi padre ver las fotografías, y nunca olvidaré su rostro de susto y espanto.

Tenía 15 años y nunca creí en cosas paranormales, pero al ver a mi padre con ese rostro, sentí pánico y miedo. Confundido, subí sigilosamente a mi habitación y me puse a pensar en qué clase de fotografías el médico le mostraba a mi padre.

A la mañana siguiente, era primero de enero. Dios, no me di cuenta del Año Nuevo; todo pasó tan rápido que aún me cnfunde. Mi padre trajo a mi tía a la casa, nos iba a cuidar pues mi padre tenía que ir al pueblo. Le pregunte por qué volvería, si era ahí donde mamá se puso mal, mi padre solo me dijo:

-Ahora eres el hombre de la casa. Tengo que ir averiguar algunas cosas, hijo.- Tomó las fotografías que el médico le entregó y se fue.

Pasaron dos días, mi padre llegó y sin tiempo a explicarnos, nos tomó a mis hermanas y a mí y nos llevó a empacar nuestras cosas. Solo oí decir a mi padre: "Nos vamos de aquí". Mi tía quería calmarlo, pero mi padre salió a decirle unas cosas. Solo vi a mi tía llevarse las manos a su boca. Mi padre volvió hacia nosotros y terminó de empacar.

Hoy es 6 de enero, y hasta ahora no puedo entender por qué nos fuimos de casa. A veces me pongo a pensar que huimos de alguien o algo; nunca entenderé el porqué del comportamiento de mi padre, qué vio en las fotos, qué encontró en aquel pueblo; lo único que mi padre me dijo antes de irnos Fue:

"NUNCA, NUNCA ARROJES TU CABELLO A LA CALLE"

†CREEPYPASTA†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora