Entró frenéticamente y cerró la puerta de un plumazo a su espalda. Respiraba entrecortadamente, provocando que el mechón de cabello que caía sobre su rostro volara intermitentemente, volviendo a posarse en sus labios una y otra vez. Se lo colocó tras la oreja y trató de relajarse. Respiró profundamente. Se quitó la chaqueta y la dejó sin miramiento sobre la silla. Respiró... nada. Lo sentía. El dolor subir por su garganta, el ardor en sus ojos.
La respiración se tornó de nuevo descompasada y la visión empezó a emborronársele. Miró a su alrededor desesperada, buscando pensar en otra cosa. Entonces, cuando las lágrimas y los recuerdos empezaban a abordarla sin reparo, fijó su mirada en las escaleras. Al final de ellas, veía una puerta entornada y una luz clara salir por su rendija.
Caminó con dificultad hacia los escalones y empezó a subirlos. Cada vez aclamaba el aire con más desesperación, ansia. Jadeaba a la vez que sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas como gotas de lluvia sobre ventanas. Se inclinó sobre si por el dolor que invadía su cuerpo; los últimos escalones los subió a gatas.
Logró llegar la puerta entre abierta y entró en la habitación iluminada por la luz del sol que travesaba la ventana. Estaba frente a ella, la estantería. Se arrastró hacia ella, se apoyó en sus estantes para poder alcanzar uno de ellos, su favorito. Cuando por fin lo tuvo entre sus manos, se sentó, apoyándose en la estantería y abriendo el libro sobre sus rodillas.
"Erase una vez...". La respiración empezó apaciguarse. Lo sollozos separarse unos de otros. "...una aldea y un bosque...". Absorbió por la nariz y se enjuagó el rostro con el dorso de la mano. "...había un reino protegido por dragones...". Suspiró, notando como el dolor disminuía. Tranquila. Apenas notaba el escozor de sus ojos. "...El rey buscaba a alguien valiente, tal vez un príncipe, tal vez una guerrera, que encontrase el cetro de fuego...".
En la habitación, ya no se oía sollozos, ya no había lágrimas, ya no había dolor. Sólo un refugio, entre un libro y una historia. Entre unas letras y una persona. Ya no había realidad, sólo sueños y aventuras. Ni siquiera había habitación iluminada por el sol. Sólo había una aldea y un bosque, un reino gobernado por dragones y un rey en busca de un cetro de fuego.
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Escape
Short StorySi necesitas los libros casi tanto como respirar, si son tu refugio, tu escape, el lugar donde puedes pararte a respirar... entenderás este relato.