La señal

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Tenía frío y me toqué el pulso, ahí estaba. La lluvia cubría mi casa, con ese sonido que me deleitaba. Observando por la ventana, miré mi jardín, el cual era un total desastre; existían grandes charcos de agua, las plantas estaban rotas y el pasto contenía el hielo, haciendo esto una extraña obra de arte.
Las demás casas del vecindario se asomaban con singular cuidado, a pesar de la desenfrenada lluvia. Y me hizo pensar en mi mala suerte. El hecho de tener que repararlo todo al volver a casa después del trabajo.
Me levanté de repente y caminé a las escaleras para bajar a la primer planta. Tenía puesta la pijama que compré hace un par de días; una camisa de tirantes, color beige con lila, con olanes negros y un pequeño short de licra del mismo tono.

Estaba descalza y el frío inundaba mi casa, ningún ruido se percibía fuera. Me encontraba caminando por el vestíbulo cuando un haz de luz se asomó por la ventana de la puerta. La lluvia había cesado. Todo era tranquilo, con ese aroma extravagante a tierra mojada y la lavanda que planté en mi jardín. Fue buena idea.

Caminaba torpe, aún con los sentidos adormecidos. Cuando ví la puerta abierta. ¿Acaso la deje así cuando volví de trabajar?
La puerta rechinaba y daba golpes contra la pared, me preguntaba al caminar en que había pasado la mayor parte del día de ayer.
Poco a poco visualicé el exterior, era frío pero no demasiado. El cielo aún se cubría de nubes grises.
A pesar de estar en aquella pijama, me sentí bastante segura, por lo cual dí un paso bajando un escalón. Me agaché y toqué el cespéd, contenido se admiraba el hielo y se derretía en la palma de mi mano.

Miré al jardín de mi vecino y observé un cúmulo de tierra en la esquina, cerca de la acera. Suponía que tal vez su perro había muerto y ahí quedo enterrado. A pesar del frío caminaba por mi jardín, sintiendo una extraña sensación, cuando algo llamó mi atención; había un pedazo de tierra qur no contenía pasto, como si alguien habría sembrado algo.
Me acerqué al lugar y el aire trajo consigo un olor desagradable. Y supuse que era el animal pudriéndose bajo la tierra.
Me pareció extraño todo eso, como si hubieran aplanado la tierra con tanta firmeza que parecía estar pintado. Quería saber de que se trataba, pero sacar la pequeña pala de jardín que se escondía bajo las escaleras en un pequeño almacen me tomaría una eternidad. Y no tengo tiempo para eso.
De un instante a otro comencé a usar ambas manos, por lo cual noté la presencia de unas cuantas rocas de color tinto y unas pocas blancas. No sé exactamente el porqué pero seguí excavando. Y apesar de haber retirado una cantidad considerable de tierra aún veía que algo se escondía en el fondo. Utilicé una roca de tamaño mediano y la clavé para sacar más tierra. Entonces se volvió café oscuro.
Y por fin sentí algo de consistencia dura. A decir verdad, no entendía porque aún seguía aquí.
No pude creerlo...
Un cráneo.




Espero les guste esta nueva historia... :)

Cuerpos Fríos. Víctimas en el sótanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora