"La guerra es algo difícil de afrontar, mucho más cuando estas en el frente de esta, ¿ya quien puede distinguir quienes son los buenos y quienes son los malos si los cuerpos de ambos bandos se mezclan en la tierra que defendemos?, muchos eran los brillos que reflejaban las esperanzas de los jóvenes que creían pelear por la causa justa, olvidando que la misma causa nos a convertido en aquello a lo que llamabamos monstruos..."
¿Cuándo empezó todo? Y del mismo modo... ¿Cómo acabo todo? Llegué a casa por fin después de tanto tiempo fuera en ese infierno, sólo, todo este tiempo, viviendo de lo único que me mantenía con vida, brindando me la fuerza que necesitaba para soportarlo todo.... mi familia.
Al entrar vi todo calmado, como si la guerra nunca hubiera tocado la puerta, puede parecer extraño pero me alegraba poder tirar la mochila, ese peso de tener sangre inocente cubriendo mis manos, peleamos por que lo creemos correcto, peleamos por que defender la seguridad de nuestras familias, eso era lo importante, más que cualquier otra cosa... pero... a que costo, si les quitamos la vida a muchos otros que pensaban lo mismo... "creer defender la causa justa" ¿No?
Me acercaba al comedor cuando un gruñido me asustó de golpe, no puede ser era Kai, el perro que mis hijos encontraron, me sentía emocionado, en serio estaba en casa -Calma chico soy yo- paro de gruñir y me miro con la cabeza de lado como si le extrañara, pero sólo le tomó un minuto para llorar mientras me movía la cola rápidamente por mi regreso.
Ya era de noche, de seguro mi esposa y mis hijos están durmiendo, no era de extrañar que sólo me aya visto Kai, después de todo es el que tiene ese instinto protector, cosa que agradezco a echo un buen trabajo, ¡ja! Aún recuerdo cuando mi pequeña dijo que el perro tenía mi personalidad, eso fue el primer mes que lo tuvimos en casa... ¿por que será que siento estos recuerdos tan lejanos?
Seguí avanzando a través del pasillo hasta llegar al comedor de la casa, tratando de callar a Kai quien hacia mucho ruido todavía. Proseguir hasta la habitación de los niños, no sabría como describirlo pero cuando entre me sentí triste, nostálgico, no pude aguantar que las lágrimas cayeran ¿Cuanto tiempo a pasado? Creo que fueron 2 años más o menos, se veían grandes, como si me hubiera pasado toda la etapa de sus infancias, pero aún dormían con la luz encendida.
Cada uno en su cama mi pequeño campeón quien en su última carta me contó que se unió al club de atletismo, se sentía orgulloso de si mismo por sentirse de los mayores de su escuela, me parecía gracioso ya que aún estaba con su peluche durmiendo.
Y mi princesa quien aún no sabía escribir me mandaba sus dibujos, sobre todo uno en donde aparecía yo y arriba la palabra "Héroe" de seguro que su madre la ayudó, pero ese tipo de cosas me daban ánimo para enfrentarme el día a día en el pelotón. Me acerque a cada uno para darles un beso en la frente (una costumbre que tenía desde que nacieron para cuidar sus sueños), el chico seguía durmiendo plácidamente pero en cuanto a mi niñita me dijo entre sueños -Te quiero papi- Devastado...
Me dolia, me encantaría despertarla pero... me fui llorando del cuarto de mis hijos, aún tendría que ver a mo esposa, tras esos largos y tortuosos años que pase lejos de ella, el amor de mi vida, y quien me a dado a los dos tesoros que tengo.
Ahí estaba ella mi, querida esposa, me daba pena y alegría, estaba sobre el escritorio durmiendo sobre las cartas que le había enviado hace 2 meses, me acerqué hasta ella, planeaba despertarla hasta que la vi aferrada a una camisa mía, Dios se veía igual de bella, como siempre y más cuando me aferra tan fervientemente de ella. Estaba temblando, me quite mi chaqueta del Ejército y se la puse para cubrirle la espalda y en eso deje la última carta que le iba enviar hace 3 días, pero nunca llegó. Despeje su frente de la rebelde mecha que siempre le cubría la cara y postre en ella un delicado beso
-Adiós mi vida, cuida a los niños por mi-
Salí por el mismo pasillo dónde me desvanecia junto con la última mirada hacia mi querida familia.
Querida amada mía:
Siento que esta sea probablemente la última carta que te escriba, tengo muchas cosas que decirte y tanto confesarte, pero... me mandaran al frente mañana y no se si sobrevivire para contarlo pero quiero confesarte que tu recuerdo, las cartas y fotos son lo único que me daban la fortaleza para seguí adelante, cariño después del combate de mañana podré volver a casa, te extrañó mi vida... Espero verte pronto
