Capítulo IV

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La semana transcurrió de la misma manera. Cada vez que veía a Orlando sentía cierto interés. Lo mismo me pasaba con Ernesto, pero trataba de no ser tan obvia, ya que no quería que mis amigas se enteraran y me empezaran a fastidiar. Mandhyra podría malinterpretar las cosas y lo menos que quería era arruinarle el plan a Ernesto. Era mi amigo a pesar de todo. Y por último, Bruno. Aunque iba a aceptar que me gustaba. Solo era atracción y nada más.
La semana se me pasó volando y al llegar el sábado estaba muy nerviosa. Jamás me había preocupado tanto por mi apariencia, y ahora más que nunca queria empezar con la dieta. Aunque no estaba gorda, estaba demasiado rellena para mi edad. Mi madre siempre me había estado insistiendo para que me cuidara, pero nunca le di importancia como hasta ahora.
Llegué al instituto y esperé ansiosa el descanso. Bruno empezó a tener la costumbre de venir a mi salón a buscarme. Ya se iba haciendo conocido. Angélica sabía quién era. Mis compañeros sabían quién era y hasta la propia profesora sabía quién era. Y siempre nos miraba con mala cara, como si fuéramos enamorados o algo así. "Debe ser por la edad" pensaba. Salí con Bruno a la cafetería y al regresar, mientras comíamos nuestras hamburguesas, me abrazó por encima de los hombros. Su mano tocó mi hombro y me sentí en las nubes. Caminamos abrazados por el pasadizo. La gente nos abría paso y yo me sentía rara, pero a la vez genial. Era la primera vez que un chico me abrazaba de esa manera. Y no era por compromiso, si no de verdad. Mi corazón se aceleró y no sabía que hacer. Así que seguí mi instinto (siempre idiota) y le sujeté la mano. Entrelacé nuestros dedos de miré detenidamente nuestras manos. Luego lo miré a él. Noté que se sentía avergonzado pero a la vez confundido. Totalmente atolondrado por mi acción. Se soltó de mí y me cambió de tema. Genial. Malogró nuestro momento especial. En ese momento me sentí la chica más templada del planeta. ¡¿En que estaba pensando cuando hice eso?! Por suerte, él no me reclamó ni nada por el estilo, simplemente me recordó que ese día por la tarde nos veríamos en el cine. Lo había olvido por completo. El cumpleaños de Angie. Iríamos al cine, luego a los juegos mecánicos y finalmente a comer. Y, por supuesto, ella pagaba todo (o bueno, sus padres) . Lo vería otra vez. Vería a Bruno. Me sentía esperanzada hasta que recordé que también iría Jorge. ¿Qué haría?
Pasó el tiempo y eran ya las 4pm. La cita era a las 5pm en el centro comercial. Ese día no iría a la parroquia. Sabía que hacía mal, pero debía ver a Bruno. Y a Jorge. Me arreglé lo mejor que pude y me puse un polo blanco con una ave multicolor en el centro. Iba a estrenarlo. Unos jeans y un par de sandalias primaverales serían mi vestimenta ese día. Estaba lista.
Mi madre me embarcó y llegué 10 minutos antes, milagrosamente. Encontré a mi grupo de amigos al lado de un puesto de helados. Me uní a ellos y aguardaba al momento en que llegara Bruno. Creo que iba a estresar a Angie por la cantidad de preguntas que le hacía con respecto a él. "¿Ya va a llegar Bruno?", " ¿Lo invitaste, no?", "¿Y si no viene que haremos?". Creo que más obvia no podía ser. Para mi suerte, Angie sabía que yo estaba templadaza de Jorge, así que no sospechó nada. Lo que ella no sabía era de que lo que pensaba de mí con respecto a mis sentimientos dejaba de ser verdad. Ya no sentía ningún sentimiento hacia él. Y me sentía orgullosa de mí misma por eso. Habían sido dos años muy difíciles debido a mi inoportuno sentimiento por Jorge.
Nos dirigimos al cine y escogimos la película del momento. Entramos y Jorge se sentó a mi lado. Me emocioné muchísimo. Puedo decir que me pasé la mitad de la película hablando y jugando con él. En realidad la película tampoco estaba tan interesante que digamos. Ninguno de nosotros estaba prestando atención. Lo estaba pasando fenomenal cuando de pronto veo a Bruno sentándose delante mío. Se me paró el corazón, y, de un momento a otro, le quité toda la atención a Jorge para mirar a Bruno. Y creo que este se dio cuenta. Al salir del cine me dirigí rápidamente al lado de Bruno. Estuvimos todo el camino hacia los juegos mecánicos hablando, riendo, y hubo un momento en donde me volvió a abrazar por encima del hombro. Caminábamos abrazados. Angie nos miraba pero no nos daba importancia. Nadie del grupo lo hacía: sabían que Bruno era así con todas. Pero al parecer la única que no se daba cuenta era yo. Aunque sí lo hacía, sólo que no quería aceptarlo.
Llegamos a los juegos mecánicos y me aseguré un lugar en todos los juegos al lado de Bruno. Lo curioso era que él también sabía que estaba templada de Jorge (aunque ya no lo estaba) y me molestaba con él para poder "juntarnos". Así que me ayudó a darle celos. Y a mi parecer, funcionó. Me abrazaba, me hacía reír, cada vez que Jorge me hablaba, Bruno venía a mi " rescate" y nos reíamos, etc. La estaba pasando genial. Ningún chico había hecho eso, y él era el primero que lo hacía conmigo. Fue especial. Era como mi mejor amigo en muy poco tiempo.
Luego de jugar fuimos a comer con toda la mancha. La mesa fue un tremendo caos. Nuestra costumbre de jugar "Verdad o Reto" se hacía cada vez más notoria. Me tocó "reto". "Mierda" pensé. Aunque no me importaba lo que pensaban de mí, me daría roche hacer bobadas en frente de Bruno, ya que él podría pensar que soy rara o cualquier otra cosa. Me retaron a cantarle el opening de Bob Esponja al mesero. Y lo hice. Risas y más risas. Bruno también reía. Me aliviaba pensar de que también le encontrara gracia a lo que hacíamos. Me paré un momento para ir al baño. Al salir, encontré con Bruno y su mejor amigo, Alan, en la puerta del baño de hombres, mirándose en el espejo y tratando de arreglarse. Luego llegó un amigo de ellos, Tomás, con su celular, y les dijo:
-Adivinen a quién llamaré ahorita.
-¿A quién? - respondieron ellos.
- A Bárbara. ¿Le hablamos?
-¿Como tienes su número? - preguntó Bruno, con ojos iluminados. Y prosiguió - ¿Me lo puedes pasar?
- Está bien, pero llamemosla primero.
-Pero luego me das su número, ¿Ya? - volvió a recordar Bruno.
-Está bien, dijo Tomás.
Llamaron a Bárbara. Los muchachos estaban entusiasmados ya que la consideraban "bonita". Mientras duraba la llamada, Cristina se comía las uñas, muerta de celos porque Bruno no se fijaba en ella, sino en llamar a Bárbara. Reconsideró si le gustaba o no. Pero en ese momento, Bruno se le acercó y le pidió una foto. Ella aceptó. Posaron abrazados y con una sonrisa, aunque algo finjida, pero sonrientes. Sí que ella lo gozaba, pero no pasaba lo mismo con Bruno, o al menos eso pensaba ella.
Al terminar todo, ella se retiró a su casa, y mientras estaba en el auto con su madre, le empezó a platicar sobre la fiesta. Sobre Bruno y cómo lo iba conociendo. Su madre le preguntó si le gustaba. Ella respondió que no, aunque, muy en el fondo, sabía que era todo lo contrario.
Llegaron a casa y Cristina se encerró en su habitación. Miró la foto que se habían tomado y sonrió. Ya no había vuelta atrás, así que se resignó a aceptarlo: Se había enamorado de Bruno.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2016 ⏰

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