La charla

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El padre de mi violador, Juan, vino a donde mi padre a pedir mi mano en matrimonio. Según él, Esteban estaba muy enamorado de mí.

Mis hermanos estaban muy tristes, y muy molestos. Se veía en sus ojos. Él hizo algo que no se debía hacer.

Una vileza.

―El alma de mi hijo Esteban está apegado a la de su hija Lena. Les ruego que se la den por mujer―dijo él―. Si hacen esto, yo les daré mis hijas para emparentarnos; nuestras tierras serán suyas, y las suyas las nuestras.

―Yo la amo―interrumpió Esteban―. Haría lo que fuera por ella, solo pídanme y yo haré lo que sea.

"Lo que sea", repetí mentalmente.

Miré a José y a Matú; al parecer tenían telepatía y pensaban lo mismo. Sus rostros tenían esas sonrisas maliciosas que tanto me asustan.

¿Qué tendrán en mente? No lo sé. Pero de seguro no es nada bueno.

Violación vengada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora