Sin darse cuenta, ella ya estaba oyendo, su corazón latía muy rápido, y su respiración era cada vez más agitada, todo su cuerpo temblaba, y su rostro se tornaba más y más pálida, oía engaños, mentiras, palabras vacías y asquerosas saliendo de los labios de aquella persona, era repugnante. Ella no sabía qué hacer, temblaba mucho. Al final, ella siguió siendo la mala, por haber escuchado, por tener miedo, por querer hacer lo mejor, siguió siendo la mala, la asquerosa, la que aun temblaba, pero si lo escondía, ella pensó que quizás sería mejor.