-Eh... Disculpa... -Dije yo, sonrojada, pero no arrepentida.
-Da igual. -Respondió, mientras se ponía la parte de arriba del pijama.
Entonces dejé de estar embobada, y ne empecé a fijar en la decoración de su cuarto.
Las paredes estaban pintadas de negro, del color de mi pelo, y había dos no, tres pósters de grupos de música Heavy Metal.
Había también una estantería de color rojo, empotrada en la pared con varios libros y mangas.
Entre ellos, Tokyo Ghoul, Another y Death Note.Parece que le iba el gore...
Oí un ruido. Era el de...
¿Una cremallera bajándose?Me di la vuelta, y le miré.
Efectivamente, se había bajado los pantalones, y me puse como un tomate.
Sus piernas parecían muy fuertes.Él no se dio cuenta de que le miraba, y yo observaba cómo se ponía los pantalones de su pijama, de color negro.
Me di la vuelta, para fingir que aún estaba viendo todo con detenimiento.
Me di la vuelta.
Era un chico bastante callado...Él salió de la habitación, derecho al salón, donde mi tío y su padre estaban hablando.
-Víctor. -Dijo serio su padre. -El señor Aveyard y yo nos vamos a ir a las oficinas para pensar en un nuevo trato comercial.
Yo andé hacia allí, escuchando la conversación.
Pasé de nuevo el largo pasillo, y vi la cara de mi tío.
Parecía feliz.
Normal, era ta avaricioso...Los dos hombres cogieron sus abrigos, unas cuantas carpetas que estaban esparcidas sobre la mesa, y después de recoger sus cosas salieron por la puerta y se fueron.
Víctor cogió unas llaves y cerró la puerta con llave, entonces me propuso a ver si quería ver una película.
Yo acepté, claramente.-Víctor, ¿Dónde me puedo cambiar? -Pregunté yo, sin rodeos.
-Donde quieras.
Vamos que, si me cambiase ahí mismo, delante de él, ¿No le importaría?
Ojalá...-Bueno, pues me voy a tu cuarto.
Cogí la mochila que me había traído, y me fui a su cuarto con ella.
Cerré la puerta, y dejé la mochila en el suelo.
¿Me pondría a rebuscar en sus cosas, o me cambiaría y ya?
Obviamente, me puse a rebuscar entre sus cosas.
Abrí su armario, nada más que ropa, la mayoría negra, o de otros colores algo urbanos.
Lo cerré y me tumbé en su cama.
Tenía algo especial...Alguien llamó a la puerta. Seguramente él.
-¿Estás ya? Quiero saber qué película vamos a ver.
-Eh... No, un momento...
Me quité la parte de arriba, bastante rápido, y luego la de abajo, quedándome sólo con mi sostén negro y mi otra prenda, negra también.
Me puse mi pijama, de color blanco, con una calavera negra que llora rosas de cristal.
Lo sé, muy extraño.-¡Ya estoy! -Dije yo.
Él, entró en su habitación, a la vez que yo me acercaba a la puerta, así haciendo que quedásemos muy cerca el uno del otro, la mirada, la nariz, nuestro aliento, nuestras bocas...
Yo me sonrojé, pero él ni se inmutaba.
-Qué tal... ¿Jurassic World? -Pregunté, rompiendo el silencio.
-Vale. Esa la tengo.
Nunca la había visto, y bueno, la quería ver...
Anduvimos hacia el salón casi a la par, y noté cómo mi cara ardía, debido al sonrojo.
Pasamos a su salón, y se sentó en el sofá.
Parecía carísimo.Él me invitó con la mirada a sentarme, y sin duda pensármelo dos veces, lo hice.
Encendió la tele, y metió el CD en la ranura.
La película se empezó a cargar, y mientras esperábamos había un silencio bastante incómodo.
La película empezó.
Yo tenía mucho sueño, y poco a poco iba quedándome dormida.Cerré los ojos un momento, y luego los abrí para mirarle.
Él también me miraba.Se acomodó aún más en el sofá, y yo, no me sonrojé, pero no podía parar de pensar en él, ni en que sus labios hubiesen estado tan cerca de los míos.
Volví a cerrar los ojos, y él estaba más cerca de mí.
Igual que antes, en su cuarto.
Yo estaba sentada, muy rígida, y algo incómoda, pero aún así deseaba que se acercase más.Y así lo hizo.
Yo seguía sentada, en la misma postura, pero el se puso sobre mí, y nos mirábamos fijamente a los ojos.
Todo el peso de su cuerpo recaía en mí, y entonces sí me puse roja.El alargó algo el brazo, y alcanzó el mando.
Apagó la tele, y aún sobre mí, se puso un poco más cerca.-¿Crees que no me doy cuenta?
-Cu... Cuenta... De... ¿De qué...? -Respondí yo, algo temblorosa, y evitada.
-De que tienes muchas ganas de ver lo que hay debajo de mi ropa.
Entonces acercó su rostro al mío, y juntó su boca con la mía, con tal pasión, que solo pude arder en deseos de traspasar aquella barrera que impedía que nuestras lenguas se tocasen, y juguetee con la suya, deleitándome de su sabor, de su tacto...
Hicimos una breve pausa para respirar, y volvimos a besarnos, con tal veracidad que intentábamos que nuestras lenguas fuesen lo más lejos posible dentro de nuestras bocas.¿Qué tal el primer capítulo?
Tengo que avisar de que nunca he hecho lemmon, y espero que me quede muy bien...
Se despide:
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