CAPITULO 1º

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EL TREN

De repente me desperté, no sabia donde estaba y mi cabeza parecía que iba a estallar, tenia la boca seca como un estropajo y apenas podía abrir los ojos, un haz de luz que se colaba por aquella estrecha ventana venia a darme directamente en los ojos, me tape la cara con las manos y pensé, ¡Dios mio que sensación mas desagradable! moví mi cabeza hacia el otro lado, pero no sin sufrir un dolor agudo en el cuello, lo que provoco que soltara un leve lamento a la vez que profería un improperio de lo mas soez, solo entonces me di cuenta que me encontraba dentro de un vagón de pasajeros de un tren al que no recordaba haberme subido, mire a mi alrededor, enfrente se sentaba un cura ensimismado en la lectura de un libro, junto a el se encontraba una mujer con una niña de unos dos o tres años ambas dormían recostadas la una sobre la otra, fue en ese preciso instante cuando me percate de la presencia de aquel hombre que se sentaba junto a mi, volví la cabeza no sin cierta dificultad debido a la turticulis de mi cuello, aquel desconocido me miraba de una forma tan descarada que me hizo sentir de mal humor, me disponía a recriminarle por mirarme de aquella forma cuando se dirigió a mi.

-Veo que ya a vuelto en si.

-¿Nos conocemos?-.Conteste un tanto aturdido ya que no conocía de nada a aquel tipo.

-Claro que si sr.Campos.

Aquello aumento aun mas mi confusión, me había llamado por mi nombre y yo era incapaz de reconocerle.

-No se preocupe, yo le conozco a usted y usted no me conoce a mi, así de simple, no le de mas vueltas al fin y al cabo usted es un personaje publico, debería estar acostumbrado a que la gente le reconozca.

- Entonces.......¿sabe usted como he venido a parar a este tren?

-Por supuesto que lo se, yo personalmente le ayude a subir a el.

-¿Como dice?-. Hice una pausa para intentar sin éxito tragar algo de saliva y volví a preguntar.-¿usted sabe porque estoy aquí?

-Claro que si sr.Campos, le e traído yo personalmente.

-Pero...........

Y entonces comencé a recordar, yo estaba a punto de entrar en mi casa cuando alguien se abalanzo sobre mi poniéndome un pañuelo en la boca, el olor que desprendía inundo mi boca y mi nariz, sentí un picor tremendo en la garganta y perdí el conocimiento, ahora empezaba a comprender todo, se trataba de un secuestro y aquel era mi secuestrador, de repente un escalofrió recorrió mi espalda y un sudor frió comenzó a mojar mi frente.

- ¿Ya cayo del burro sr.Campos?.-.Me pregunto con sorna mientras me enseñaba disimuladamente y a escondidas del resto de los viajeros el cañón de una pistola que asomaba ligeramente por debajo del abrigo que llevaba apoyado sobre las piernas y con la que seguro había estado apuntándome todo el tiempo.

– Espero que no se le ocurra...........seria una lastima, ¿verdad?

– ¿Que quiere de mi?, ¿es por dinero?

– No sea burdo sr.Campos, y baje la voz, de hecho ya no necesito nada de usted, es mas en la próxima parada se bajara del tren y todo habrá terminado.

– ¿Queee?.- dije sin entender nada.

– Si, sera libre para ir a donde quiera.

Después de oír aquella respuesta me quede sin palabras no sabia que decir y mucho menos que pensar, ademas mi cabeza seguía zumbando como una olla a presión. pronto el tren empezó a ralentizar su marcha y los altavoces comenzaron a anunciar la próxima parada "Señores pasajeros les informamos que nuestra próxima parada sera Miranda de Ebro".

DESPRESTIGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora