Mi nombre es _____ Tocino. Vivo en una humilde mansión en Peppalandia junto a mi padre, Jack Tocino, y mi madre, Juana Tocino.
Toda mi infancia la viví encerrada en mi cuarto, viendo episodios y entrevistas de Peppa Pig. Si salía era solo para hacer mis necesidades o para comprobar si Peppa estaba en la ciudad.
Mis padres, al principio, se preocuparon. Contrataron psicólogos para que me hicieran entrar en razón, pero nada funcionaba. Mi amor hacia Peppa lo superaba todo.
Así que a la larga, mis padres dejaron de prestarme atención. Me importaba poco —a decir verdad—, lo único que me interesaba era Peppa Pig y su familia.
Observé cautelosamente mi habitación y pasé con cuidado mi pata de cerdo por el póster más cercano a mí. En él estaba Peppa con su hermano menor, George. ¡Cuánto deseaba conocerlos!
Sé que es un pensamiento algo triste, pero la única razón por la que vivía era por ella. Peppa me daba esperanza; y eso era lo que importaba.
Era verdad que nunca la había visto en persona pero tenía el presentimiento de que cuando nos conociéramos seríamos mejores amigas, y si tenía suerte, hasta algo más...
El año pasado Peppa me siguió en Twitter. Después de ese acontecimiento no dejé de enviarle mensajes, pero no había caso, ella nunca respondía. De alguna manera la entendía, de seguro le llegaban millones de mensajes diarios. Era la cerdita más famosa del mundo.
—_____, la cena está lista —gritó mi padre.
Decidí darles el gusto y cenar con ellos en vez de comer viendo un episodio de Peppa Pig. Rápidamente cerré la puerta de mi cuarto y me encaminé hacia el comedor.
―No sé ni para qué le dices que cenaremos, si nunca aparece... ―le susurró Juana, mi madre, a mi papá. Cuando me vieron los dos esbozaron un gesto de sorpresa y alegría, tal vez pensaban que estaba superando mi obsesión.
―Qué lindo cenar en familia, todos juntos ―dijo mi padre mientras devoraba sus vegetales. Mi madre me miró esperando que hiciera algún comentario pero yo me limité a asentir.
No quería darles muchas esperanzas y después no aparecer en la cena de mañana.
―Te has superado hoy ―halagué a mi papá, el cocinero de la casa.
―Tiene razón, Jack. ¡Esta ensalada está riquísima! ―agregó Juana algo emocionada.
Terminamos de comer y me largué hacia el otro lado de la mansión ―en donde estaba construido mi cuarto― sin pensarlo dos veces: no quería ver la cara de decepción de mis progenitores al verme ir.
Al llegar me desparramé instantáneamente en mi cama. Estaba cansada de tanta vida social; por suerte estaba de vacaciones, porque el instituto me agobiaba aún más. Estaba lleno de hipócritas que se hacían llamar "fans de Peppa Pig" que seguramente solo hubieran visto tres capítulos de su serie, como máximo.
El reloj indicaba las once y cuarto pasadas pero yo no tenía ni una pizca de sueño. Decidí prender mi computadora portátil e investigar por dónde andaba Peppa.
Abrí la página web del diario local y me encontré con un titular que me sacó una sonrisa:
"Peppa Pig vuelve a Peppalandia"
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Yo soy Peppa la Pig (Peppa y tú)
FanficImagina estar saltando en un charco de lodo tranquilamente y luego verla... Tú ídola se encontraba frente a ti. -Hola, me llamo Peppa.