V. FINAL

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—¡No!

El zombie cabezón volteo hacia Madrid, que se había parado del piso y había tomado su katana.

Ni siquiera fue consciente de sus actos. Pero Madrid salto sobre el cuando este abría su enorme boca mostrando sus enormes y deformes dientes, tratando de devorarla también a ella.

Pero Madrid lanzo con fuerza su katana, dándole en la parte interna del cuello de la bestia, que con un bramido cayo en seco al suelo.

Para segundos después quedarse inmóvil.

Castiel al ver esa escena se quedó boquiabierto, y es que ver el cuerpo inerte de Sheyla, junto con el de ese zombie, además de que Madrid estaba inmóvil.

El chico corrió hacía la peliazul levantándola por la cintura.

—Tenemos que irnos —dijo pero fue en vano, por lo que tuvo que cargarla en su hombro sobre su hombro y llevarla al automóvil donde se encontraban los cadáveres.

La chica aun estaba en shok. Por su mente pasaba una y otra vez la muerte de su amiga, una muerte fatal y para nada piadosa.

Castiel la sacudió por los hombros, y ella despertó de su trance.

—Andando Madrid. No hay tiempo que perder

Sin esperar respuesta, el moreno fue a la camioneta y saco a los cadáveres. Luego se metió en el asiento del piloto y tras varios minutos intentando hacer un puente, logró encenderlo.

—¡Vamos!

Grito emocionado el chico, lo que hizo enfurecer a la muchacha.

Enojada, y viendo la sonrisa feliz del chico, saco de su pantalón un cuchillo para lanzar, y sin importarle mucho la herida en su pierna, utilizo todas sus fuerzas y lo lanzo a la cabeza del chico.

Vio como el cuchillo se encajaba en el asiento, rozando los cabellos de Castiel.

Vio como el moreno dirigía su mirada horrorizada a ella, y pronto salio del auto listo para devolver el ataque.

La peliazul se sorprendió al ver como el muchacho sacaba del interior de su chaleco una navaja, y con la expresión mas fría de todas se lo lanzo.

La chica se lanzo contra el piso, pero el cuchillo le había rozado el hombro, y ahora veía como pequeña manchas de formaban en su camiseta.

—¡Eres un maldito!

—¡¿Que te ocurre que casi me matas, idiota?! —le grito de vuelta el chico.

Madrid se dio cuanta de que estaba enfurecido. Pero no le importo.

—¡Sheyla esta muerta! ¡¿Y tu estas feliz?!

Castiel se dio cuenta de su error al instante, y una mueca de pena.

Pero el chico no contaba con que Madrid fuera a lanzarle otro cuchillo, así que se dio cuenta de que lo había atacado cuando un dolor intenso se adueño de su brazo izquierdo.

—¿Pero qué...

No pudo terminar la frase, ya que desde lo lejos se escucho un estruendoso grito, seguido de otro mas grueso.

—Castiel...

—¡Al auto!

Ambos corrieron hacia el auto, que por suerte seguía encendido, y en cuanto la peliazul subió con dificultad en el asiento del copiloto, Castiel piso el acelerador con todas sus fuerzas. Intentando alejarse de lo que se aproximaba.

—¿Por qué vas tan rápido? Solo son unos...

—Es una horda gigante, Madrid, ya he vivido esto antes...

La chica miro hacia atrás, encontrándose con que algunos zombies perseguían la camioneta, algunos eran lentos y los perdían fácilmente, sin embargo había varios especiales emprendiendo carrera hacia ellos, lo que hizo que Madrid se pusiera nerviosa.

—Lo siento...

La chica volteo hacia esa voz, viendo el perfil de Castiel, sintiéndose culpable al ver como su brazo empezaba a sangrar.

Haciendo caso omiso a sus palabras, y a las bestias que cada vez se acercaban mas a ellos, rompió un pedazo de tela de su camiseta e hizo un torniquete con ella en el brazo del chico.

—Lo siento, Castiel...

El volteo un segundo en su dirección, viéndola de una manera intensa, y con una sonrisa en su rostro regreso la vista al frente, concentrándose en evadir a los zombies.

—¿Ves eso? Es la nación Escarlata, estamos cerca.

Madrid miro al frente, y se percato de que era cierto, a lo lejos divisó una bandera que estaba claro era de La nación Escarlata, la emoción la envargo de lleno, sin embargo, eso no le duro mucho.

Lo siguiente que paso ninguno de los dos se lo espero, fue tan repentino que no les alcanzo para desviar su camino.

Un zombie gigante apareció de la nada desde el lado de Madrid, e impacto con fuerza en el costado de la camioneta, haciendo que esta se volcase y diera diera una vuelta, antes de chocar contra un edificio.

El golpe hizo a Madrid desestabilizarse por un periodo do de tiempo, que no supo bien cuanto fue.

Sentía un peculiar zumbido en sus oídos, que no la dejaba escuchar nada. Y además que hacia a estos doler enormemente.

Fue consciente de que la tomaban fuertemente del brazo, y la arrastraban fuera de la camioneta sin precaución, haciendo que la chica ahogara un grito de dolor.

Justo al salir de la camioneta, esta fue levantada y en instantes fue a parar agresivamente sobre el asfalto. El zombie gigante tenia una mirada furiosa en su rostro, que hizo que Madrid sintiera miedo por primera vez.

La chica fue a llevada a un callejón donde el zombie no los podría ver con facilidad, y entonces se encontró con los hermosos ojos de Castiel.

—Escuchame bien Madrid —dijo el chico con urgencia— quiero que vayas a la nación y pidas ayuda para salvar a tus amigos... —se detuvo un momento, tomando aire, y luego continuo—. Yo me quedare a despistarlos, no quiero que mires atrás...

La mirada que le transmitió el chico le dijo muchas cosas, pero ella solo se quedo con lo negativo.

—Tienes que ir por esa calle y luego dar la vuelta, sigues derecho y la encontraras... No hay pier...

Pero el muchacho no pudo continuar, ya que Madrid estampó sus labios furiosamente contra los suyos.

Todas las emociones reprimidas por ellos dos fueron liberadas en ese beso, aquel que les robo el aliento, y que hizo que Castiel tuviera ganas de mas, que hizo que Madrid viera por primera vez algo bueno en este nuevo mundo.

—Castiel...

—Volvere, distraerse a las bestias e iré contigo... Lo prometo.

Y aquello basto para que la peliazul se lanzara a sus brazos.

—Confio en ti...

Y sin mas, se fue a toda prisa por donde el chico le había indicado, con la esperanza de que ese no fuera su ultimo encuentro.

Camino lo mas rápido que sus piernas se lo permitieron, en especial la herida.

Camino sintiendo que todo lo malo por fin terminaría, que salvaría la vida de sus amigos, que volvería a ver al moreno, y que la muerte de Sheyla no había sido en vano.

Camino sintiendo con cada paso que daba, se liberaba de toda la culpa, de todo el odio, de toda la amargura vivida en todo este tiempo, y cuando menos se lo esperaba ya había llegado a su destino.

La nación Escarlata.

Y entonces, supo que una nueva vida comenzaría...


FIN.

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