Rutinas, rutinas y más rutinas. La misma aburrida vida desde que me gradué de la preparatoria y me quedé indecisa sobre qué carrera elegir, claro, si hubiéramos tenido el dinero para una. Hoy ya son más de dos años, que lindo.
Como dije antes, rutinas, para mí son este pequeño esquema en el que mi vida transcurre desde que tengo dieciocho años: despertar quince para las siete, encargarme de mi aseo personal y luego discutir con Hannah sobre quién hará el desayuno para luego ir a trabajar a esa aburrida tienda de cosmético varias horas, de ahí tengo que cuidar al bebé de la vecina hasta las ocho de la noche porque cree que es más prudente andar de puta por ahí a cuidar a su hijo, toda una madre admirable la vecina. Y al final del día dormir en la misma cama que mi hermana de quince años la cual me abraza como un koala para despertar al día siguiente y seguir el mismo esquema otra vez. Dentro de todo esto mamá solo se despierta treinta minutos antes de irse a trabajar toda la tarde a la panadería que está a cinco calles de mi casa, de ahí llega y duerme.
La linda y pequeña Hannah, o eso es si evitamos las mañanas, es una mini Shrek con cabello café y ojos verdes. Es la bebé de la familia (una muy pequeña conformada por mamá, Hannah y yo), su padre sí escapó al saber que ella venía en camino, vaya suerte tiene ni madre, por eso mismo prefiero ser un poco asocial. Hannah es... ¿adorable?, no lo he definido aún, la mayor parte del tiempo derrocha arcoíris pero también dice cosas que no te imaginas estarían en la mente de una niña de quince años, raro...
Justo ahora me encuentro lavándome los dientes, no espera, acabo de enjuagarme la boca y he acabado.
-Skyler, el desayuno
Me giro con el ceño fruncido hacia Hannah que se encuentra de pie en la puerta del baño de nuestro pequeño departamento.
-Lo hice ayer
-Ayer lo hizo mamá y antier comimos el recalentado de la sopa que nos regaló la señora Adams, el día antes yo lo había hecho lo que nos deja contigo hoy
Listilla mi niña.
Camino hacia ella y colocó mis manos en ambos de sus cachetes –Vamos Hannie, odio cocinar y mi comida es pésima, tú lo sabes perfectamente ¿no lo quieres hacer tú, princesa?
-No -pronuncia y se va a nuestro cuarto, que linda.
[...]
-Así que le dije oye, no seré tu esclava personal, si quieres tener tu casa limpia hazlo por ti mismo y deja de invitarme por las noches por sexo para luego pedirme que limpie tu basurero llamado casa
-¿Y qué te contestó?
Suspiro mientras continuo ordenando los nuevos frascos que llegaron a la tienda. Jessica y sus problemas personales con su novio Steve, tema que no me importa pero igual me cuenta.
-Dejémoslo en que hubo sexo intenso esa noche -dice con voz cantarina.
-Jessica, la vida sexual que tienen Steve y tú no es de mi interés, evita decirme ese tipo de cosas -la miro asqueada mientras me pongo de pie quedando frente a ella.
-Oh vamos Sky, hablar del sexo no es cosa del otro mundo ¡estamos en pleno siglo veintiuno!
-Lo sé, créeme que lo sé. Pero está el pequeño detalle que no me gusta saber cómo tienen sexo las personas a mi alrededor
-¡Pero el sexo es lo mejor!
-Wow, creo que, creo que le preguntaré a otra encargada
Ambas nos giramos y vemos a un chico rubio con cara aniñada mirándonos sorprendido.
-Emm, no, tranquilo ¿qué buscabas?
Jessica toma la iniciativa de atenderlo mientras yo me retiro silenciosamente y regreso al almacén para seguir ordenando. La misma rutina.
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Hannah Patterson «Madison Davenport»
Jessica «Ashanti»
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Happily Ever After
Teen FictionSkyler Patterson, esa soy yo. La hija mayor de Gretchen Patterson, resultado de uno de los tipos con los que estuvo y dejó olvidada mucho antes de saber que se les rompió el condón, unos años después se repite pero con otro tipo y tenemos a mi herma...