Adicto.

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  Eres adicto, como el olor a cigarro en un bar; como el primer trago en una noche de lluvia; como la canción favorita de las mañanas.
Eres tan adictivo que me destruye, me ata sin siquiera pedirlo.
Yo que soy de carne de débil no desisto a tus besos.
Oh, cariño, tengo tu nombre en mi cuaderno o en una u otra lágrima derramada por tu partida, tengo tus manos en mi espalda, en el camino que existe desde mi cadera hasta los hombros.  

Versos sin nombreWhere stories live. Discover now