Te he tomado de la mano,
como lo haría una pequeña para no perderse,
he escuchado tu palpitar,
tan fuertes como mis ganas de no separarme de tí.
De tu cabello tan dócil y tan sereno, del cual quiero ser el dueño.
De tus manos y tus hombros, donde merezco estar y ya no tener miedo.
Aún recuerdo verte, con la carita llorosa y sonriente.