Capítulo 8.

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Mi cabeza no había dejado de dar vueltas, aun no procesaba lo que había pasado ayer, incluso en la fría noche no había dejado de dar vueltas en la cama intentando parar esos pensamientos.

¿Cómo se suponía que vería al troglodita a la cara después de eso? De algo estaba segura, tal vez esa había sido la venganza de Joe, tal vez lo único que quería era confundirla y después burlarse.

Había salido de casa caminando, le gustaba, además de que eso le servía para mentalizarse, de seguro todos en la escuela ya sabían y se burlarían de ella por caer en su juego, una vez mas. -Pensó un tanto exasperada.

Solo le dividían unas puertas de su peor infierno, la escuela. Opto por no prolongarlo mas y entró.

Para su suerte, nadie le prestó ni la mas mínima atención, al parecer Joe no había dicho nada, lo que hacia todo aun mas escalofriante para ella. Joe podía ser tan retorcido como quería si se lo proponía.

El resto del día fue un fisco como siempre, ya saben, clases, cosas aburridas y demás actividades extracurriculares y académicas.

Por una parte no quería darle mas vueltas al único asunto que venía rondando en su cabeza desde el día anterior pues se le revolvía el estómago, pero sabía que muy en el fondo lo único que quería era ver la cara moreteada de Joe para saber el porqué de lo de ayer.

Pero su sorpresa fue grande al ver que en todo el día él no se había presentado como de costumbre para joderle un rato la vida.

¿Me estará evitando? -Pensó.

Incluso en la clase de latín que tenían juntos no se había presentado, ¿habrá faltado a a escuela? -Se preguntó a ella misma.

No, no podía ser, ya que todo su séquito de chicas hablaban de lo irresistible que se veía hoy.

Un ruido ensordecedor se escuchó en el aula e hizo que todo mundo se sobresaltara. Era el profesor, ese viejo canoso y lleno de arrugas que era conocido por su poca paciencia y mal humor.

-Señorita , se quedara después de clases, ya que al parecer ver a través de la ventana es mas interesante que la clase, se quedara a hacer un ensayo de 10 páginas sobre el tema que estoy explicando. Maldita sea, incluso cuando no viene me castigan por su culpa.

Ése era mi último módulo, para colmo viernes y yo no podía irme a descansar a casa y estar inmersa en mis asuntos porque tenía que quedarme a hacer un estúpido trabajo sobre las lenguas romances y sus orígenes.

Y para el colmo de mis males, estaba empezando a llover, y mentiría si dijera que era una pequeña llovizna, porque estaba comenzando a llover a cántaros.

*

Había pasado una hora y no dejaba de llover, pero para mi suerte me faltaba menos de una cuartilla para terminar todo.

Una vez terminé no me quedó de otra mas que salir corriendo del instituto y empaparme al cabo de unas cuadras, así que opte por caminar, mañana tendría un resfriado pero ya nada podía hacer.

Camine sólo media cuadra mas hasta que escuché que un auto se posaba a lado de la acera y comenzaba a seguir de cerca mis pasos, ¿acaso alguien me seguía? Gire y no pude evitar que mi corazón sintiera que perdía el control, Joe estaba ahí y acababa de abrir la puerta del copiloto.

-Sube, si no te vas a resfriar. -Hablo primero.

-No gracias, prefiero irme bajo esta lluvia a que contigo. ¿porqué dije eso? Mierda.

-No seas terca y sube. -Ordenó y esta vez no pude negarme.

Una vez que estuvimos en su auto, el silencio era sepulcral, pero al menos estaba cálido y ya no temblaba tanto de frío.

-¿A dónde me llevas? -Me atreví a preguntar.

-A mi casa, falta poco y si no te quitas esa ropa mojada enserio te enfermeras feo. -Contestó sin quitar los ojos de la carretera.

No dije nada mas, ni le cuestione nada, solo me quede callada viendo como las gotas chocaban contra el cristal y hacían carreras para ver quien desaparecía antes de mi vista.

I knew you were trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora