~•Capitulo Tres•~

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CAPÍTULO TRES

Luego de que Sky me convenciera de comprar unas revistas, nos dirigimos a la sala de embarcación. Nos sentamos en asientos enfrentados y charlamos nuevamente sobre lo que haríamos allá.

-Extraño la playa...- dijo Emily.

-Al igual yo...- dije.

-¿Arena? Paso- comentó Anna. A ella nunca le había gustado la arena. Cuando estábamos en séptimo grado nos llevaron de viaje de egresados a Mar Del Plata, y lo único que hacíamos con Emily era ir a la playa. Sky se quedaba en el hotel durmiendo y Anna... Anna solo pensaba en comprar en exceso todo lo que viera barato o le gustara.

-Que exagerada Ann- comentó Emily.- La playa es genial, te hace sentir tan viva, tan fresca y sin contar los guapos chicos con abdómenes bien marcados...- las cuatro reímos y me hizo recordar algo.

-Chicas- dije entre risas.- ¿Recuerdan cuando nos pintamos cuadraditos junto a Alec y Martin?- todas lo recordaron y comenzamos a reír nuevamente. Ese día había sido estupendo. Habíamos hecho un acuerdo con el profesor de educación física en que si teníamos cuadraditos para la próxima clase nos sacábamos diez. Y ya que nadie lo había logrado, no los pintamos. Con Sky llevábamos tops y el profesor nos había hecho correr media hora. Comenzamos a sudar y la pintura comenzó a correrse. Todo el plan había salido excelente excepto por la parte de los tops... Esa sí que no fue una muy buena idea.

-Ese año casi nos llevamos educación física- Anna estaba en lo cierto, si no fue porque ayudamos al entrenador a guardar todo luego de cada clase por el resto del año, hubiésemos reprobado.

-¡Tampoco era para tanto!- comentó Sky a lo que todas comenzamos a reír.- Solamente habíamos hecho trampa, no abollamos su auto.

-Al menos esa vez- mi comentario se basó en otro recuerdo. Estábamos en tercer año y el entrenador nos había dicho que condujéramos hasta su casa ya que él tenía un yeso en uno de sus pies. Al llegar a su casa, estacionamos y Emily, quien venía conduciendo, olvido colocar el freno de manos... Y el auto se dirigió rápidamente hacia atrás saliéndose del puente. Nos dirigimos a correrlo nuevamente, cuando un auto lo llevo por delante junto con el teléfono del entrenador. Desde ese día, nos hizo cortar el césped de su casa y estar en detención todo lo que faltaba del año. Fue el peor año de nuestras vidas.

-Pasajeros del vuelo doscientos treinta y cinco, por favor preséntense para comenzar el vuelo.

Agarramos nuestros bolsos de mano, que iban a ir con nosotras que traía cosas tales como; maquillaje, cargador del celular, libros, una computadora, etc.

Cortan nuestros boletos y nos dirigimos hacia dentro del avión.

-Buen día- saludamos a la azafata que se encontraba justo en la puerta.

-Buenos días- contestó ella sonriendo.

Los asientos eran de a tres, y a la pobre Emily le había tocado una con dos chicos de nuestra misma edad, o al menos así parece. Me quitaron el lugar en la ventana y tuve que ir al medio, el lugar más horrendo en todo sentido. Si quieres ir al baño tienes que pasar sobre quién está a tu izquierda, que en este caso es Anna, y si quieres mirar por la ventana y tienes a alguien como Sky, es completamente imposible. En el medio tenía calor, me estaba sofocando allí, por lo que decidí prender el aire que estaba justo sobre mi. Lo prendí y sentí un aire caliente despeinarme completamente por lo que lo apague y no prendí nuevamente.

Emily se veía muy contenta con esos dos chicos. Eran gemelos, creo, eran idénticos. Eran muy guapos. Ambos tenían cabello castaño tirando a rubio, labios carnosos, ojos verdes muy oscuros como los de los gatos y una mirada muy peculiar y profunda. Tenían gigantescos músculos y se notaban por debajo de sus remeras lila y amarillo. Eran idénticos, sus músculos eran iguales de tamaño y sus miradas eran ambas igual de extrañas... Pero uno de ellos era el típico chico malo y otro era el amable, gentil y sensible. Se notaba por cómo uno miraba a Emily y otro por cómo actuaba con ella. Quería hablar con ellos, entonces decidí que capaz sería una buena idea decirle a Anna que era su turno en el medio.

El Chico de la Playa [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora