El aire estaba atestado de olor a pólvora. Sus fosas nasales intentaban captar el oxígeno de una atmósfera que no lo poseía y sus ojos irritados apenas podían enfocar entre la tierra desprendida en los aires por alguna que otra granada lanzada por el enemigo. Podía recordar que hace no más de dos meses se encontraba en los campos de entrenamiento aún recibiendo órdenes de sus superiores y cumpliendo con sus deberes diarios. Nada fuera de lo común a excepción por la idea de la guerra a la vuelta de la esquina.
Lo recuerda muy bien. Apenas se hizo efectiva la rendición del Imperio Japonés con las ocupaciones en Corea los grandes polos dividieron la península en dos. Lee Seung Nam había sido electo el primer presidente de Corea del Sur mientras que del otro lado se alzaba la República popular de Kim Il Sung, comunista. Después de eso faltaron un par de años para que las tropas norcoreanas avanzaran al sur destruyendo todo a su paso por la "unificación de las Coreas".
Él seguía órdenes y todo su pelotón figuraba en carácter de 'reserva' para la batalla. Muchos de sus compañeros se habían mostrado disconformes con la orden y muchos de ellos lograron inmiscuirse dentro de las tropas que se distribuían en los puntos defensivos para evitar que los norcoreanos siguieran avanzando en su tierra.
Kim Jongin era apenas un chico recién salido de la escuela. Había sido llamado por el ejército como soldado estudiante para recibir entrenamiento. Su madre había quedado destrozada tras su partida al igual que cientos de otras madres que tuvieron que dejar partir a sus hijos a la guerra.
De un momento a otro Jongin había cambiado su cómoda y tranquila casa por una especie de bunker con una litera apenas estable donde debía dormir por las noches después de recibir un duro entrenamiento de disparo, resistencia y trabajo en equipo. Las clases de armas eran las que más le gustaban, aprendía como cargar una ametralladora y la función de las granadas, como también a crear de las cosas que tuvieran algún tipo de explosivo que funcionara en el campo de batalla. Pronto se había vuelto experto en armar bombas molotov y a hacer de simples objetos un arma mortal.
Pero pasó de ser el simple estudiante militar a un soldado raso en las cercanías del río Nakdong. Su función era tan simple como 'dispara hasta que te maten' su comandante le había ordenado que matase a tantos comunistas como su vida le permitiera, y que no dudara en apretar el gatillo una vez esos infelices cruzaran en su mirada. Y así lo hizo. Jong In nunca podría describir el sentimiento que tuvo después de matar al primer soldado norcoreano que vio; decepción, tristeza, vergüenza, rabia,... había mucho que sentir cuando de un momento a otro te transformabas en el asesino de tus propios hermanos.
Durante el entrenamiento se les había dicho que los norcoreanos eran seres sin corazón y fenómenos de la naturaleza de su raza, que debían ser eliminados porque sino su país se vería inmiscuido en un desastre político. Simple: todo aquél que llevara una bandera roja debía ser eliminado de la tierra. Pero Jong In veía, en medio del desastre, de los disparos y la tierra desprendida por los cañones, que los norcoreanos eran iguales que ellos, hombres y chicos con la misma misión. Enfrentados por un ideal político.
Y lloró, lloró por la noche en la seguridad de su campamento porque la vida de sus amigos se desperdiciaba en una lucha sin sentido.
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Habían sido amigos desde la primaria. Se conocían de toda la vida y habían aprendido el uno sobre el otro como si fueran ellos mismos. Habían pasado de los juegos inocentes de niños, a jugar fútbol y algo de básquet en el instituto y compartir su gusto por la música, componían sus propias canciones que dejaban guardadas en una gaveta en la habitación del menor.
El ejército había estado llamando por varias semanas a voluntarios para luchar en la guerra de Corea en apoyo a los norcoreanos comunistas que temían la posible llegada de los aliados. El mayor, Yifan, se había mostrado entusiasmado en ingresar al ejército a aprender el arte de la milicia y participar en la guerra. En cambio Yixing, el menor, estaba reacio a ello pues él se consideraba más pacifista. Ambos acordaron no presentarse para no discutir. Yixing había convencido a Yifan de no inscribirse voluntario porque lo podía perder en la guerra. Yifan, por supuesto, aceptó.
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•BELLIGERENT•
Fanfiction...) Kim Jongin era apenas un chico recién salido de la escuela. Había sido llamado por el ejército como soldado estudiante para recibir entrenamiento. (...) -Pero tampoco quiero que te pase nada a ti- susurró, muy bajito y bañado en lágrimas. Yifan...