Flufy

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Bueno, la verdad es que vagos recuerdos tengo de mi infancia pero sí hay uno que me marcó de por vida.

Estaba yo en segundo de primaria cuando yo con mis padres, ya que soy hijo único fuimos a pasar un fin de semana en la casa de mi abuela que queda en el campo, cerca de Manhattan. La verdad es una morada humilde, pero muy cómoda.

Salí al jardín, muy amplio.Ahí estaba Flufy, el perro de mi tía que estaba ya viejo. Pese a su edad era cariñoso y algo juguetón. Recuerdo que era muy feliz cuando yo llegaba h que jugaba algo con él, que apenas podía correr un poco por lo ya antes mencionado, su vejez.

Entré. Escuché de fondo a mi mamá y a mi abuela hablando.

-Hija- dice mi abuela, con un poco de toz.- no podré más con esta responsabilidad, mira mis condiciones. Lo que tengo apenas me alcanza para mí.

-Si te refieres al perro, yo creo que deberías sacrificarlo.

-No hija, no podría hacerlo- lo dice con un nudo en la garganta.

-Mamá, piensa en él, con estas condiciones. Yo no puedo tomarlo, trabajamos todo el día y no creo que mi hijo pueda cuidarlo.

-Sí que podría- dije yo, entrando en la conversación.

-Hijo, ¿estás seguro?

-Si mami, no quiero que muera.

-Esto conlleva una gran responsabilidad- dijo mi abuela.

-Si abue, estoy seguro.

Mi mamá miró a mi abuela, algo dudosa y ella le asintió con la cabeza.

-Vale, nos llevaremos a Flufy. Ahora vélo, te debe estar extrañando.

-¡Sí!- dije yo, con mucha alegría.

Jugué con él, luego volví a entrar. Escuché a mi abuela que tocía con mucha fuerza.

-Mamá, ¡Mamá! ¿Qué te pasa?- dijo mi mamá, muy angustiada.

-N.. No lo.. Sé- dijo mi abuela, tociendo muy fuertemente.

-Voy por el auto- Dijo mi papá, que se había despertado de la siesta que había empezado.

Llegamos al hospital. Mi papá fue a buscar a mi nana que tenía desde chiquito, Ester. Una señora ya mayor muy amorosa y que me protegía. Me dejó en la sala de espera con ella y yo le pregunté:

-Ester, ¿Crees que mi abue se mejorará?

-Tú abuela es muy fuerte, tú debes serlo igual por ella así que piensa que estará bien.

-Se veía muy mal- Me salió una lágrima.

-Tranquilo mi niño- empezó a tratar de tranquilizarme.

-Hijo- mi papá salió de donde estaba mi abue- ¿Quieres entrar a ver a tu abue?

-Ya.- entré- ¡Abue!- fui a abrazarla.

-Hijo- dijo debilitada- a lo mejor no salga de esto, te quiero mucho.

-No abue no- dije entre lágrimas.

-Jura que serás fuerte y cuidarás a mi Flufy. Hazlo por mí.

-Sí abue- La besé- Te quiero mucho.

Lloré. Tuve que faltar al colegio, estuve muy triste. Mi abuela era mi todo para mí. Era quien me cuidaba cuando no estaba con Ester o mis padres. Éramos muy buenos amigos.

Empecé a cumplir mi promesa. Cuidé a Flufy, mi primera gran responsabilidad. Lo quize mucho, era muy cariñoso. Flufy murió a los dos años, pero al menos murió feliz.

Desde la muerte de mi abuela, he sido más cercano a los perros. He capturado perros de la calle, los he regalado algunos. Son muy fieles.

Así cumplo y cumpliré por siempre mi promesa, abue.

Amnesia, vida perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora