Extrañaría con cada fibra de mi ser a ese hombre.
Extrañaría todo de él, extrañaría despertar a su lado y su desafinado canto en la ducha, extrañaría esos besos que él me da y esas sonrisas cómplices compartidas, pero lo que estaba por hacer para mi sería el acto mas grande de amor, ambos no podíamos vivir en este mundo, era uno o ninguno y yo ya había tomado mi decisión.Yo le daría una segunda oportunidad para hacer lo que siempre soñó, para realizar sus sueños y anhelos.
Mi vida era él y sin él yo ya no existía, simplemente no podría, no podría despertar cada mañana sin verlo a mi lado, no podría seguir sin escuchar su voz o su risa, sin esa pasión con la que se entregaba todos los días, por eso, decidí formas parte de él, siempre lo acompañaría a lo largo de su vida, quizá no físicamente, pero siempre a un costado de él, y llegado el momento volvería a reunirme con él en un mundo mejor, donde nadie padecería de nada, un lugar al que muchos se atrevían a llamar paraíso.
Yo lo esperaría el tiempo que fuera necesario, así fueran décadas o milenios.
Odiaba con todas mis fuerzas verlo enfermo y postrado en una cama sin poder ir a hacer lo que tanto le gustaba, definitivamente eso no era vida lo que él estaba viviendo, ni para él ni para mí que compartía sus alegrías, su pena y su dolor.
Cada noche él se aferraba a mis manos y me susurraba sus miedos, me decía que aun no quería morir, que no quería dejarme sola, que quería una vida a mi lado, quería que fuera la madre de sus hijos y abuela de sus nietos y juntos morir de viejitos cuando ya todos nuestros planes estuvieran realizados.
A mi se me encogía el corazón, y me sentía terrible al decirle que todo iba a estar bien y que esos planes se realizarían.
Porque la verdad era que a cada segundo que pasaba, su vida se consumía como una vela y yo no podía hacer nada porque se quedara mas tiempo conmigo.
Lloraba, lloraba amargamente por las noches después de hacerme la fuerte todo el día en el hospital, lloraba después de sonreírle a mi amado por horas y de reír a carcajadas cuando lo único que quería era morir con él.
Pero no lo permitiría, no prolongaría mas su dolor, en este mundo no podíamos vivir los dos, por muy doloroso que fuera.
Pero a pesar de todo, prefería morir a tener una vida -si es que se le podía llamar vida- sin él.Estaba mentalmente preparada para lo que iba a hacer, los doctores no me habían permitido ayudarle de la forma que quería hacerlo, pero sabia que era necesario y lo haría.
Así que me metí a la cafetería del hospital, me dispuse a comprar un café y sentarme en una mesa lo suficientemente alejada de todos.
De mi bolsa de mano saque un paquete de pastillas y procedí a tomarlas todas, una por una.
Mientras lo hacia, lo único que pasaba por mi mente era su suave risa, sus ojos mirándome.
Por mi mente pasaba la primera vez que lo vi en aquella estación de trenes, el primer hola que salió de sus labios junto con esa preciosa sonrisa que mostraba sus perfectos dientes y daba paso a unos tímidos hoyuelos.
Aquella vez que caminamos juntos por la playa y que me robó el primer beso, o la primera vez que ambos nos dijimos te amo.
Aquella vez que bailamos como dos locos bajo la lluvia sin importarnos que después estaríamos resfriados.
O la primera vez que nuestros cuerpos se encontraron y danzaron en perfecta sincronía a la luz de la luna hasta culminar en una explosión.

ESTÁS LEYENDO
Paraíso.
عاطفيةMe preguntaron que si lo amé. Y la respuesta es sí, lo amé de la forma mas pura y humanamente posible, le amé hasta quedarme sin fuerzas y aun con mi ultimo suspiro, su nombre salio de mis labios, aún cuando mis ojos ya no volvieran a ver la luz del...