Prólogo

3.1K 121 26
                                    



Perdón por no actualizar, sé que no es excusa pero lo siento mucho he tenido problemas y por ellos se me ha dificultado bastante escribir además de que estoy ya en el último curso y me roba bastante tiempo pero de aquí en adelante iré actualizando mas seguidamente. Además subiré mis historias de FanFiction aquí y como he dicho las iré actualizando poco a poco. Disculpad las molestias.




 -Padre, no podemos esperar más. El enemigo nos está ganando territorio ¡Luchemos! –Gruñó Ares.

-Tiene razón padre..., aunque me moleste admitirlo –dijo entre dientes Atenea cuando notó la sonrisa arrogante del Dios de la Guerra. –Debemos de contraatacar de inmediato.

-No..., aún no.

-No van a venir, Zeus. –Dijo Deméter, observando el panorama que les iba a aguardar en unos míseros instantes.

-¿Quién no va a venir? –Preguntó con el ceño fruncido.

-Tus hermanos. Hades y Poseidón. –Respondió Hera como si fuera obvia la respuesta. –Tienen sus propios problemas o...rencores.

-Pero deberían estar aquí ¡somos su familia! –Rugió furioso.

-Pfff....ya. Familia. Esa palabra carece de significado para mí. –Dijo Hefesto forjando armas para la batalla. –También erais mí familia cuando decidisteis tirarme del Olimpo cual perro. Que seamos una familia, no significa que estemos unida y menos que tengamos obligaciones con ella. –Terminó, y lanzó un pequeño escupitajo en la punta de la flecha ardiente que produjo un chss de vapor por el contacto de la saliva y el hierro candente. –Perfecta... -murmuró.

-Eso fue tú madre, no yo.

-¡Zeus! –Gritó Hera indignada por la acusación de su marido.

-Fue ella, pero bien que le diste el capricho ¿verdad? –Le miró con ojos cansados y vacíos. Hacía tiempo que había dejado el pasado atrás pero no le parecía mal recordar a su progenitora lo mala madre que había sido.

-A la parienta hay que tenerla contenta.

-¡Parad! –Chilló Artemis, para que pudieran oírla entre el barullo que se estaba formando. –La guerra está ahí fuera, a un tiro de piedra y vosotros discutiendo como niños pequeños ¿No os da vergüenza? Nuestros hijos en poco estarán en el campo de batalla combatiendo con fuerza, valentía y vigor y ¿nosotros? Parados como estúpidos. Padre, debemos salir ya. Debemos parar a Tifón. Tenemos que darles una oportunidad a los semidioses de ganar esta guerra.

Antes de que Zeus diera un asentimiento con la cabeza para coger los carros y encaminarse a lo que será una masacre, el salón se inundó de una luz dorada y brillante como el sol. Ante el resplandor cegador, los dioses tuvieron que taparse los ojos. Una vez la luz fue disminuyendo pudieron apreciar un grupo de alrededor de 40 semidioses confundidos vestidos con pantalones de mezclilla y camisetas de color naranja dando a entender que pertenecían al Campamento Mestizo. Desorientados, miraban el lugar donde se encontraban. Muchos de ellos al darse cuenta de donde se hallaban se arrodillaron con respeto ante ellos y tiraban hacia debajo de sus compañeros que no imitaban su posición, aún un poco fuera de sí.

Una chica con apariencia de dieciseis años, rubia y esbelta se adelantó con mirada intimidadora además de perspicaz y preguntó:

-¿Nos convocó, Señor Zeus?

-No..., yo n...

No pudo terminar porque de la nada, al igual que lo semidioses, aparecieron dos luces de diferentes colores: Negro y verde.

La Marca de Atenea (últimos capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora