1. Nuevo hogar

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¿Qué se supone que haga ahora? ¿Volver a decirle a mis padres «no se preocupen estoy bien» o «sé que lo hiciste por mi bien»? Nada es lo mismo desde la desaparición de mi madre.
Ahora tengo que dejar mis recuerdos y volver a iniciar mi vida, ¿acaso mi padre cree que es sencillo?, tendré que dejar a mis amigos.

Después de unas horas llegamos a la nueva casa, tenía las vigas sueltas, las ventanas rotas, la pintura estaba toda gastada pero lo más molesto era ese olor putrefacto de madera podrida.

A cada paso que daba un sentimiento de melancolía me perseguía.
-¿Qué demonios?...-dije mirando a mi alrededor, sin lograr ver algo en claro, solamente ese pequeño foco a punto de fundirse.

-Sebastián ¿qué es lo que tanto ves?-dijo mi padre entre dientes ya que se le notaba lo irritado y como no estarlo, si todo el viaje me dedique a decirle que el jamás seria mi familia.

-Nada que te importe-dije seco, mientras arreglaba el cuello de mi camisa para posteriormente acercarme a la ventana y mirar a través de esta, al jardín que a diferencia de la casa daba una sensación cálida.

Toda la tarde fue muy callada.
No me acerque con mi padre, ya que él estaba viendo lo de su trabajo. Cuando el reloj marcó las 6:20 pm, empecé a explorar la casa, lentamente mirando las telarañas y grietas que había en las paredes de los pasillos pero mi Diversión fue interrumpida. Empecé a escuchar pasos al fondo del pasillo.

-Papá deja de seguirme ¿no?-dije girándome a la dirección de donde provenían los pasos pero para mi sorpresa no había nadie en esa dirección .

-Ja, ja; que gracioso eres, papá ahora deja de molestarme y ¡sal ya!-. La paciencia nunca ha sido mi fuerte la verdad. -¿Acaso no me escuchaste?-dije, empezando a caminar guiándome de los débiles sonidos que apenas hacían eco entre las paredes.

Empecé a acercarme más y más hasta que podía sentir los roces de mis dedos contra la perilla de la puerta...

-¡Hijo la cena esta lista, baja ya!- Escuché que el grito provenía de abajo, así que mire extrañado la puerta y me alejé, nuevamente preguntándome que fue lo que en realidad había tras la puerta.

-Papá que buena broma me hiciste allá arriba-dije con una sonrisa mientras me sentaba en la silla.

-¿De qué hablas Sebastián?-Giró levemente la cabeza y me miró extrañado de mis palabras.

-Sé que intentaste asustarme, escuché como me seguías por los pasillos de arriba-dije, cruzándome de brazos-. Ya no soy un niño el cuál cae en tus bromas.

Mi padre comenzó a reír fuertemente.

-Creo que ya te afectó el calor hijo, ya que yo no me he movido de la cocina-. Se acercó y puso su mano izquierda en mi cabello y comenzó a despeinarme. -Desde niño, sí que tienes una gran imaginación-concluyó para después servir un poco de espagueti con mantequilla y ajo.

Todo lo que duró la cena me quede pensando: « ¿Qué fue entonces lo qué escuche allá arriba entonces?» Nada encajaba, sí mi padre estaba abajo ¿de quién habrían sido esos pasos? Dudo que fuesen de un ratón.

-Olvídalo Sebastián, es tu imaginación jugándote otra broma-susurré soltando una leve risita.

-Bueno mañana inicia tu primer día de escuela-dijo mi padre sacándome de mis pensamientos y mostrándome mi mochila, que literalmente estaba a punto de estallar por tantos libros que fueron metidos a la fuerza para que entraran todos-. Debes ir a dejar todo esto a la escuela a primera hora de la mañana.

-No iré-dije. Esas dos simples palabras y con eso gané que un incómodo silencio se hiciera presente en la cocina mientras mi padre me veía mal-. No veo la razón por la cual iría, y menos si no están mis amigos.

-Tú vas a ir quieras o no, esa es tu obligación y no por esos vagos, tú vas a faltar y cuidado, donde te vuelvan a expulsar- dijo azotando sus manos fuerte contra la mesa de madera.

Me levanté de golpe y empecé a caminar rumbo a mi cuarto. Dejando que hablara solo. Escuchaba sus gritos por todo el pasillo pero lo único que hice fue ponerme mis audífonos y poner música a todo volumen dejando de escuchar a ese idiota.

Cuando entre a mi recamara lo primero que hice fue ir prender la luz pero para mí sorpresa (nótese mi sarcasmo) no prendía.

-Genial esto era lo único que me faltaba...-dije sacándome la camisa y pantalón quedándome solo en boxers. Posteriormente me acosté en mi cama, mirando el techo directamente hasta que un pedazo de yeso me cayó en la frente haciendo que me levantará rápidamente.

-Está casa se cae a pedazos- tense la mandíbula


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⏰ Última actualización: Mar 10, 2016 ⏰

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